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Ya no valen los trucos de siempre

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Se veía venir. Era una ilusión pensar que el Real Madrid siempre podría traerse a los galácticos (o similares) de la misma forma: sugiriendo el interés, provocando la rebeldía más o menos evidente del crack y tirando después de talonario. Era demasiado fácil. Ocurrió con Zidane, Ronaldo y Beckham, pero las cosas se complican últimamente porque ese modo de proceder ofende al resto de clubes, que se sienten, con cierta lógica, invadidos. Es por eso que el presidente del Oporto salió por peteneras y rompió el acuerdo inminente por Carvalho. Es también el motivo por el que la Real, en la venta de Xabi Alonso, estiró la cuerda hasta romperla y la razón del alejamiento de Totti y el desorbitado precio de Samuel. Se explica así que Wenger haya reaccionado con cólera al descubrir que Vieira quiere marcharse. Y me temo que es sólo el principio.

La política de fichar Zidanes es rentable y favorece el espectáculo, pero deteriora una parte de la imagen del club. No se compran promesas, sino currículos, y eso, además de cultivar la prepotencia, provoca la pérdida de identidad entre el jugador y la grada, entre el futbolista y el escudo. No se invierte en promesas (el Kaká de hace un año, el Reyes de ayer o el Xabi de hoy) porque para apostar por ellas es necesario asumir un riesgo, tener quien entienda de fútbol y confiar en él. Florentino Pérez ha salvado de la quiebra al Madrid y ha recuperado la grandeza del club, que ha vuelto a ser el referente mundial, eso es indudable. Pero tal vez haya llegado el momento de cambiar una política que fue bonita mientras duró, no se puede ganar siempre con el mismo truco. Por cierto, en ocasiones ilusiona más un chico de 18 años que un mercenario de 28.