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Dudas y certezas en en el K2

Cuando estén leyendo estas líneas, el equipo de Al Filo de lo imposible se habrá puesto en marcha, camino de la cima del K2. Después de más de diez días de espera, nos llega ahora el momento de la verdad. De nada vale afirmar que hemos hecho todo el trabajo previo con decisión y, sobre todo, mucha cabeza. La experiencia, sin duda, es una baza fundamental cuando se acomete una montaña como el Chogori, pero al final dependeremos de un buen puñado de elementos, ajenos a nosotros, a nuestra capacidad y a nuestra inteligencia, y que serán quienes decidirán nuestra suerte final en la Montaña de las montañas.

Comenzamos un partido que, al menos, durará cuatro días, dónde el único juez seremos nosotros mismos, y no podremos interrumpir el partido hasta que todos los componentes del equipo estén de regreso en el campo base. En el mejor de los supuestos, nuestros compañeros apenas estarán unos minutos en la segunda cima más alta del planeta, el tiempo suficiente para clavar en la nieve un banderín con los nombres de los 192 asesinados en los trágicos sucesos del 11 de marzo que conmovió a la opinión pública internacional.

Entonces, se preguntarán muchos ¿merece la pena tanto esfuerzo, y riesgo personal, por disfrutar de unos minutos en una cumbre? He de reconocer que no sabría responder contundentemente a esta pregunta. Es una más de las dudas que en este preciso momento me asaltan, más aún cuando esta mañana he tenido que ayudar a enterrar a Renato Casarotto, el magnífico alpinista italiano muerto en esta montaña en el año 1986 y cuyo cuerpo nos ha devuelto el glaciar estos días.

Los pronósticos del tiempo son tan variados como las fuentes que consultamos. Y es seguro, que el último día, por encima de los 8.000 metros el esfuerzo necesario para pisar la cima, si es que lo conseguimos, estará al límite de las posibilidades del hombre. Y de la mujer, porque contaremos con la presencia de nuestra compañera Edurne Pasabán que estará junto al resto del grupo ayudando a derribar las fronteras que históricamente han separado a los deportistas masculinos y femeninos.

Así pues nada hay decidido y todo son dudas. Simplemente tenemos la certeza de que durante todos estos días al pie del K2, hemos sido dueños de nuestros propios actos, sin atender a las órdenes de nadie, hemos entablado un leal combate con la montaña que, ya lo sabemos, es siempre mucho más fuerte y quien tiene la última palabra.

Hemos tratado de seguir el camino que, al menos desde los griegos, guía los pasos de algunos hombres: llegar más lejos o más alto, para al final, quizás, responder también a la máxima aspiración que, según ellos, puede acceder el ser humano: ser quien eres. Y si logramos que alguno de los familiares de las víctimas del 11-M se conmuevan y se sientan recordados fuera de nuestro país y más cerca que nunca del cielo, sólo por eso creo que habrá merecido la pena el enfrentarnos a otro gran reto.

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Sebastán Alvaro es director del programa de TVE Al Filo de lo Imposible.