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Siempre nos quedará Mancebo

Confieso que al empezar este Tour soñaba con grandes objetivos del ciclismo español. Miraba el podio y veía en él a uno de los nuestros; e incluso me lo imaginaba en el primer peldaño. Veía a Iban Mayo, pero también pensaba en Haimar Zubeldia y en menor medida en Roberto Heras y Óscar Sevilla. Pero reconozco que no me imaginé a Paco Mancebo. A él, desde luego, lo veía como siempre entre los diez primeros. Y sin embargo, cuando todos los aspirantes se han hundido, ahí sigue a flote el abulense, seguro, regular... Siempre nos quedará Mancebo, siempre podremos contar con él. Y este año más que nunca, porque ha crecido como ciclista y como especialista en el Tour. En su regularidad y en su capacidad de sufrimiento sigo confiando para terminar viéndolo en el podio. Ya hablamos de que no era fácil, de que los dos primeros cajones ya tenían dueño y de que para el tercero tiene malos rivales con Klöden, Totschnig y Ullrich. Para mí es este último el peor rival, pero lo tiene distanciado. Confío en que Paco va a hacer una buena cronoescalada y que sabrá defenderse en las etapas alpinas.

También quería hablar de la persecución que están sufriendo Iban Mayo y el Euskaltel. Ayer le tocó otra vez pasar control sanguíneo, a las siete de la mañana, un día, llamado de descanso, en el que los ciclistas suelen aprovechar para levantarse un poco más tarde. Que nadie me malinterprete, estoy a favor de los controles y entiendo que la UCI los haga el día de descanso, porque algunos equipos suelen aprovechar para cargar pilas. Pero lo que no entiendo es que Mayo, que está 49º en la general, a tres cuartos de hora, haya pasado bastante más controles que Armstrong.