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El cansancio de los jugadores

Todos coinciden en el diagnóstico: cansancio, saturación. Pero cada uno de los implicados tiene su propia receta. Y todas ellas distintas. Para los dirigentes de la FIFA el mejor bálsamo pasa por reducir las ligas a 16 equipos en la máxima categor los directivos de los equipos más importantes exigen una compensación económica por dejar libres a sus jugadores seleccionados. Los entrenadores se quejan que durante la competición liguera, muchos días de la semana no pueden disponer de toda la plantilla y los jugadores convocados reconocen que llegan a final de temporada fundidos. En Corea y Japón ya se vislumbró la flojera. Recientemente en Portugal se mostró en toda su extensión. El patetismo puede acampar en el Mundial de Alemania de 2006. Clubes/Selecci calendario/ingresos. Todos tienen su parte de razón y la misma tozudez. No están por aprender a dudar.

La FIFA reincide en disparar con pólvora ajena y comer del plato del vecino. Quiere menos partidos de clubs para así potenciar las selecciones. Denuncia el exceso de partidos, demanda una reducción de las jornadas de liga y de copa, pero al mismo tiempo pretende resucitar un Mundialito en el que actuaran los mejores clubes del mundo. Adelgaza al prójimo, para seguir engordando de gorra. Quiere a los cracks en plena forma cuando compitan en los torneos organizados por ella. Los clubes bracean para no ser engullidos por la espiral de ruina económica que su pésima gestión ha generado. Están hartos de poner el circo, pagar a los artistas y que se lleven gratis a sus mejores jugadores sin cobrar un solo euro.

Necesitan hacer caja como sea. Vía partidos o cobrando por ceder. Los intereses de federaciones y organismos internacionales respecto a los de los clubes son tan distintos como distantes. Descargar el calendario. Para rendir es preciso descansar. La estructura de competiciones actual conduce en sentido contrario. Exigir a los equipos importantes que jueguen tres competiciones a gran nivel y esperar de los mejores jugadores un buen rendimiento durante casi 80 partidos por temporada (entre club y selección), es como pretender hinchar un melón. Más de un protagonista ya ha declarado públicamente que lo mejor es tirar una competición y centrarse en las dos restantes. No únicamente no es la solución, sino que es mala. Pésima. Tan nocivo como la actitud cerril de los dirigentes empeñados en que su gran idea fija es la buena, no por ser grande, sino porque les llena todo el cerebro.