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Me apunto a ese azul cobalto

No me negarán que están de pinacoteca. Radiantes, blancos inmaculados (Raúl), de negro elegante y nada luctuoso (Zidane) y de azul cobalto arrebatador, brillante, de me voy a la tienda a comprarme esa camiseta (Beckham). La apuesta estética del Madrid de Camacho obliga a creer en el eslogan publicitario de la firma que avala esta atractiva apuesta escénica: Impossible is nothing (Nada es imposible). Me reconozco un fetichista confeso (prometo hablar sólo de fútbol) y me parece que la policromía por la que ha apostado el Madrid para el ejercicio 2004-05 es un ejemplo de sentido común. No como otros... El blanco de Raúl oxigena la mente y alimenta el espíritu. El capitán redimirá sus pecados futbolísticos entre tanta pureza. Zizou recupera el negro de la Octava, ese color gafarrón que sólo adquiere tonos lúdicos y festivos con el escudo del Madrid o bajo la rasurada piel de O Rei Collina. Y el azul cobalto-cielo de Beckham es la leche. Con esa estampa no se puede jugar mal al fútbol.

A este tipo casi se lo comen en el aeropuerto de Jerez. Ya está bien de dudar de este inglés que este año va a conseguir que Victoria se baile un chotis y cante el himno de Plácido Domingo (Happy Sunday, que diría Vicky). El Madrid ya está en Montecastillo y le hicieron la ola. Algunos entenderán porqué perdieron las elecciones por hablar del presunto odio existente hacia este equipo. Por cierto, un recordatorio sin ira. El 21 de noviembre Figo retornará al Camp Nou. Dos años justos después del cochinillo. Supongo que hago el memo si pido que se haga justicia y que el Barça juegue ese partido en campo neutral. ¿Cuándo cumplirá su condena? Sé que pierdo el tiempo...