Este debe ser el Tour de Sevilla

Flecha es el espejo en el que tenían que mirarse muchos corredores españoles. Le ha faltado un kilómetro para conseguir su segundo triunfo de etapa en el Tour, pero chapeau de todos modos. Atacó como una moto de salida y supo coger la fuga buena, trabajó durante mucho tiempo para que triunfase la escapada y, cuando vio que iba a morir, decidió proseguir la aventura él solo. Le ha echado valentía, coraje, sacrificio y mucha clase. Hay otros ciclistas españoles que podrían hacer lo mismo, pero sus directores les mentalizan para que se queden en el pelotón por si hay que ayudar a su líder. Cuando se darán cuenta de que ganar una etapa en el Tour es tan importante o más que terminar sexto y, desde luego, vende mucho más publicitariamente. Además, tampoco hay que guardar a todos los soldados para defender al capitán.

El diseño del final de la etapa de ayer fue una verdadera locura. Querían evitar al pelotón el peligro de un carril central, pero formaron un verdadero embudo que sólo podía terminar en un atasco. Por suerte, todo ocurrió en el último kilómetro, pero si llega a pasar 300 metros antes, los tiempos perdidos por los cortes de pelotón tendrían que haber sido aplicados y hubiera sido un desastre para cualquier favorito perder dos o hasta tres minutos por una tontería como ésta.

Como no lo he soltado aún, lo voy a decir ya, antes de que me tachen de oportunista: éste debe ser el Tour de Óscar Sevilla. Le veo con la misma mentalidad del Tour de su debut, en 2001, cuando quedó séptimo. Está en un equipo fuerte, el Phonak, y con un director, Alvaro Pino, que confía en él. ¿Por qué no pensar en el podio?