Mientras en España ha comenzado el cambio de cromos entre los clubes de baloncesto, que dejan sus correspondientes comisiones, y los agentes ofrecen a los mercenarios de turno, Miralles ha debutado en la liga de verano de la NBA con Miami Heat. Miralles debe ser buen jugador, pues fue elegido en el puesto 39 del draft. En España, sin embargo, está prácticamente inédito porque ningún equipo le quiso fichar. Es curioso que un jugador que vale para la NBA no valiera para la ACB. Miralles ha saltado a la meca del baloncesto desde Italia, a donde se fue porque aquí no tenía sitio. Aquí, me refiero a los clubes, porque en la Selección sí contaba. Fue subcampeón europeo sub-20 en 2002.

Miralles no pudo demostrar sus condiciones en España porque recibió el boicot de los clubes. Tuvo la osadía hace dos años de acogerse al decreto 1.006 para cancelar su contrato con el Joventut e irse al Ourense. La ACB puso su maquinaria en marcha, denunció al jugador y éste, ante el litigio abierto, no quiso pagar la cláusula. Resultado: la ACB vetó a este muchacho de 20 años, no fuera que el ejemplo fuera secundado por otros jugadores. Así que Miralles, con las puertas cerradas en su país, emigró a Italia, donde tras convertirse en el mejor jugador en cuanto a rendimiento por minutos de juego (14,3 minutos, 6,8 puntos y 4,9 rebotes) ha dado desde allí el salto a la NBA para vergüenza de nuestro baloncesto.