Buscó un golpe de autoridad

Como ocurre en la política tras unas elecciones, todo el mundo salió contento tras el prólogo del Tour. Y bueno, quizás con razón, porque en una prueba tan corta (6,1 km) los favoritos tienen mucho más a perder que a ganar. Cualquier avería significa perder tiempo tontamente, no digamos ya una caída... Por la mañana las perspectivas no eran muy buenas, pues no dejaron de caer chubascos.

La mayoría de los favoritos se contentaba con superar el prólogo sin problemas. Pero Armstrong. no. Él salió a por todos buscando un golpe de efecto, de autoridad: quería vestirse de amarillo. Y si no es por el suizo Cancellara, todo un especialista, lo consigue. No sabemos si Lance se habrá sentido frustrado por no haber pillado el liderato o le habrán sabido a gloria los segundos que ha sacado a sus rivales, no por el tiempo que ha ganado, que es mínimo, sino por el empujón moral de verse superior. Con 32 años lo normal es que pierdas chispa en distancias tan cortas, pero...

Tampoco es para asustarse. En seis kilómetros no se deben sacar conclusiones fiables. Por ejemplo: Ullrich tenía que haber hecho una contrarreloj magnífica, pues era una trazado que ni pintado para él: llano, con pavés, de largas rectas, sin curvas peligrosas, una crono de fuerza, en suma. Pero tampoco vamos a dudar de él. Pero en líneas generales, los nuestros han salieron bien parados. Mayo perdió un tiempo normal. Iván Gutiérrez estuvo entre los mejores. El único que cedió quizá demasiado fue Heras, pero era un recorrido muy malo para él.