Yo digo J.J. Santos

Reflexiones a la sombra del Aneto

J.J.Santos
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Hablé hace unas horas con Luis. Estaba recluido en pleno Pirineo catalán, a más de dos mil metros de altura, relajado por las aguas termales, pero aburrido como una ostra. A Luis le va la marcha. Se tomaba ese pequeño respiro para que su mujer recobrara fuerzas en plena naturaleza. Me pareció más sabio que nunca. Hablaba del mismo modo que un juvenil que comienza en el fútbol. Me llenó la cabeza de proyectos, de charlas que había tenido con ex seleccionadores, de planificación para saber cómo ayudar a los internacionales cuando llegue una gran cita, del aspecto físico, de acudir periódicamente a los entrenamientos de los clubes para tener contacto permanente con los posibles convocados. Era un volcán escupiendo continuamente ideas. No he conocido jamás un consenso tan amplio en torno al nombramiento de un seleccionador. Ni amiguismo, ni enchufe ni enjuague. Luis nos ha puesto de acuerdo a todos y ahora es el momento de demostrarle que estamos con él y con la Selección.

Ahora o nunca. Desde el respeto que transmite su figura, pero también desde la crítica que le pueda ayudar. Luis saca su lado huraño cuando se meten con los jugadores o cuando cree ser víctima de injusticias arbitrales. Pero hablando de fútbol, discutiendo de fútbol, siempre acaba apareciendo el personaje que lleva cincuenta años en primera línea, dándolo todo. Me alegro de haber apostado por él, me alegro de que Ángel María Villar se haya bajado del burro, me alegro de que, por fin, el mejor técnico español entrene al equipo de todos. Ya era hora. Queda un camino largo por recorrer hasta el Mundial de Alemania y mucho trabajo por hacer.

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