Camacho debe dar un canterazo

Bill Shankley, el mítico técnico del Liverpool (Rafa Benítez sueña con dignificar su legado) dejó para la posteridad, entre sus muchas frases con continente y contenido, una que últimamente martillea mi torturada cabeza: Esta ciudad tiene dos grandes equipos: el Liverpool y los suplentes del Liverpool. Cuando esta temporada veía el banquillo del Madrid de Queiroz y encontraba a Pavón, Mejía, Borja, Núñez, Juanfran y Portillo comprendía lo romántica y elogiable que era la política de Zidanes y Pavones, pero asumía que el Bernabéu no se llenaría para verlos hasta que hubiesen cuajado como jugadores de élite. Con Queiroz en el banquillo eso era una utopía porque el portugués aniquiló el orgullo de los chavales dándoles menos bola que Sardá a Cárdenas. Lo fácil es no arriesgar y morir con los 12 del patíbulo. Así nos fue con este técnico infame que arruinó físicamente a los galácticos y convirtió los campos de Las Rozas en un merendero donde los muchachos tomaban el sol y firmaban autógrafos.

La cantera del Madrid siempre le hizo grande. Camacho, Benito, Gallego, la Quinta del Buitre, Raúl, Guti, Casillas... Todos han ahorrado a este club miles de millones y han demostrado que cuando hay talento y bravura los buenos derribarán la puerta, como asevera con tino ese Camacho al que nadie puede engañar con bla, bla, bla y cuentos de hadas. Después de cuatro años el filial sigue en Segunda B y creo que Ramón Martínez, el jefe supremo del trabajo con los chicos, debería reconocer que se ha equivocado gravemente. Hay que recuperar el Torneo Social (yo era del Equipo Buyo), frenar a los representantes y dejar que los niños mamen la grandeza de este club insigne. Sugiero.