Son dos hombres y un destino
Figo contra Raúl. El Pacto Ibérico por los aires. Dos capitanes, dos amigos, dos vecinos. Hace unas semanas bromeaban los matrimonios Madeira-Swedin y González-Sanz mientras cenaban en el Parque Conde de Orgaz, donde residen y comparten sueños y realidades los dos tipos más duros del vestuario del Real Madrid. Ambos se citaron para la gran cumbre de Portugal, pero nunca imaginaron que, ahora que por fin la primera Constitución Europea ha visto la luz, una de sus dos potencias futbolísticas iba a verse obligada a abandonar la Eurocopa por la puerta del servicio.
Raúl contra Figo. Apuesto por el madrileño. Ha trabajado en la mina sin desmayo, se ha dejado el alma y habilitó a Morientes ante Grecia como si fuese Ronaldinho. Raúl tiene sangre en el ojo desde su polémica suplencia ante Corea y esta noche se tomará la revancha. Figo también brillará y será el líder de esa selección que me recuerda a la España del Mundial 82. Juega con más miedo que vergüenza y sólo su encastado capitán sabe dar la cara en un equipo liderado en el banquillo por el tal Scolari que se cree Darth Vader en la Guerra de las Galaxias. Tampoco es que Sáez dé un perfil belicista. Debería aprender del General Eisenhower, que hace 60 años ordenó el Desembarco de Normandía con esta soflama: Si queremos acabar con los alemanes, ataquemos con todas nuestras armas y hombres disponibles.
Será un combate noble entre dos futbolistas ejemplares, honestos y rectos. Dos hombres y un destino: hacer más grande a su país. Raúl, esta noche miraré el cielo a tu lado. No estás solo, mi capitán.