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Hace seis años, José Antonio Camacho presentó su dimisión sólo 21 días después de comprometerse con el Real Madrid. Sintió que le estaban toreando y, como no es un hombre que se mueva en la vida por el dinero (lo tiene por castigo), decidió dar un portazo en el despacho de Sanz y renunció a su sueño. Pero el tiempo curó la herida y, miren por dónde, hoy se han cumplido justo 21 días desde que Camacho firmase por dos años ante la atenta mirada de Florentino Pérez. Tranquilos. No se repetirá la historia. El reputado sucesor de Queiroz puso una serie de condiciones y todas se han cumplido con rigor. Quería priorizar unos fichajes menos mediáticos y más equilibrados y ya tiene en su saco a Samuel, con Xabi Alonso, ¿Emerson?, un segundo central y un lateral en camino. El candidato Florentino ha otorgado a JAC unos galones sin truco. De hecho, nadie cubrirá la vacante dejada por Jorge Valdano. Ya lo verán.

Y qué papel jugará mi idolatrado Butragueño tras el triunfo electoral del 11 de julio? Pues convertirse en la cara del club más representativa por detrás del presidente. El Buitre viajará como cabeza de lista en los desplazamientos ligueros del primer equipo, dado que Florentino ha decidido dosificar sus apariciones fuera del Bernabéu la próxima temporada. Además, Emilio acudirá a los aniversarios de las peñas más emblemáticas y se convertirá en ese embajador al que los madridistas harán una reverencia sin necesidad de pedirle el DNI. No es dudoso. El Buitre cambió la historia de este club hace dos décadas y Florentino ve en él al icono de imagen que reúne las cualidades que tanto admira el ex presidente: señorío, carisma y fair play.