La Octava Maravilla

Hace 54 años, Santiago Bernabéu Yeste inauguró, seguramente sin valorar la magnitud de su obra , el estadio de fútbol que junto a Wembley y Maracaná ha acogido en las últimas décadas las páginas de fútbol más bellas jamás escritas sobre la hierba. Muchos han sido los que soñaron (y si no, que le pregunten a Lorenzo Sanz y al cartero Juan Onieva, cuáles eran sus proyectos al respecto) con la demolición del escenario en el que Di Stéfano, Puskas, Gento, Amancio, Velázquez, Netzer, Juanito, Camacho, Santillana, Butragueño, Míchel, Raúl o Figo elevaron a la categoría de espectáculo todo aquello que inventaron sobre el santuario futbolístico de la Castellana.

Pero esos pensamientos impuros sólo tenían una motivación especuladora y, afortunadamente, ni Florentino Pérez ni madridista alguno que se precie volverá a dudar de que nuestros hijos, nietos y bisnietos merecen seguir disfrutando de la magia en el rectángulo donde se ha gestado una leyenda que aún continúa viva. El Bernabéu lava y moderniza su cara, se pone guapo y presentable para el Centenario y ya sólo falta que la UEFA sepa rendirle pleitesía y ponerle en el status jerárquico que merece. Por historia, por aspecto, por ubicación y por argumentos futbolísticos, es un estadio de fútbol de cinco estrellas. ¿A qué esperan?