Siempre Iker

Siempre Iker

El libro de estilo que Jorge Valdano entregó este verano a las megaestrellas del Real Madrid no incluyó un capítulo que desde hoy mismo debe ser añadido como un apéndice indispensable de la obra: "De cómo debe ganarse uno el puesto en el Madrid del Centenario". El texto lo redactará, de su guante y letra, un crío de 20 años que lleva un mes luchando con bravura, calidad, orgullo y fiereza por una portería cuya propiedad sigue en el aire. Casillas emocionó a los madridistas que estaban jurando en hebreo por la triste actuación de un equipo alicaído y sin mensajes atractivos.

La suplencia de Zidane, oportuna para descargarle de presión ante la final de hoy con el Depor, la ceguera de Figo ante el gol y la habitual fragilidad defensiva del campeón de Liga dejaba el asunto en manos de los rebeldes aztecas (Zepeda, Victorino, Galdames, Morales...), que se tomaron el duelo como si fuese la final de la Copa Libertadores. Un baño en toda regla.

Durante muchos minutos, sólo los vuelos sin motor de Casillas y los pulmones de Helguera y Makelele sostuvieron al gigante blanco de pie. Sin olvidar, por supuesto, a... ¡Raaaaaaaúl! Burrull expulsó a Hierro (ya lo hizo ante el Espanyol) y Raúl cogió el brazalete de capitán. Con uno menos, Raúl creció y forzó la suerte en la que Iker se matriculó. ¡Viva Casillas!