180 goles en 90 minutos

“Nunca se nos ha dado bien Los Cármenes” comentó Mario justo cuando el árbitro hizo sonar su silbato. 18 segundos después el Granada inauguraba el marcador. Incluso para el habitual fatalismo galaico de mi hijo pequeño eso era demasiado. Me acordé de Clemente. Tenía fama de montar sus equipos desde una defensa expeditiva. Una vez le preguntaron qué reflexión hacía de un partido de vísperas en el que el primer gol había llegado en el primer minuto. “Pues que ya sabemos el máximo de goles que se pueden marcar en un partido. A gol por minuto, noventa goles. Siguiente pregunta”, y se quedó tan ancho. De seguir su tesis en Granada se podrían haber marcado 180, dos cada minuto.

Es posible que los jugadores del Barça no se hubiesen percatado de que Soto Grado ya había silbado y aún estuviesen subiéndose las medias cuando cayó el primero. Con el segundo de Bryan aquello ya amenazaba tragedia. Entonces apareció el ADN con acné de este Barca, el que siempre emerge cuando las lesiones se parecen a una plaga de langosta. Yamal se convirtió en el goleador más precoz de España y Gavi en General con mando en plaza. Para completar la remontada solo faltó que los del VAR supiesen que es esto del fútbol. El gol legal de Joao Félix solo lo puede anular alguien que ni de niño ha dado una patada a un balón.

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