El número 14 ha sido protagonista del deporte en los últimos días. El Real Madrid y Rafael Nadal han conseguido vencer por decimocuarta vez en sus torneos, en la Champions y en Roland Garros. Los blancos son los reyes de Europa y el manacorí es el rey de la tierra. El 14 fue durante muchos años el número soñado por los españoles. La quiniela era el juego que financiaba el deporte español y la ilusión semanal de hacerte millonario acertando los 14 resultados con el 1-X-2. En febrero de 1968 un joven agricultor consiguió el mayor premio ganado hasta entonces en España en cualquier juego o sorteo, más de 30 millones de pesetas. Gabino, el de los 14, acertó, utilizando un dado para rellenar dos columnas, que el Pontevedra (hai que roelo) empataría en San Mamés, que el Coruña (así aparecía en el boleto) vencería en Burgos y los restantes resultados.
Cuando en España los equipos saltaban al campo con los jugadores siempre numerados del 1 al 11, descubrimos un club que ganó tres Copas de Europa seguidas, el Ajax, en el que sus futbolistas llevaban siempre el mismo dorsal, y el mejor de todos ellos, uno de los más grandes de todos los tiempos, Johan Cruyff, con el 14 en su camiseta. Con el tiempo en España hemos visto a magníficos jugadores con ese número: Guti, Xabi Alonso, Simeone, y ahora, en el Madrid, un futbolista con cinco Champions, Casemiro. En el mundo del motor, al gran Ángel Nieto, por su superstición, no le gustaba el número de los títulos de campeón del mundo logrados. No pudo conseguir su 14º y por eso quedó para siempre que fueron 12+1. Y el único español que ha ganado el mundial de Fórmula 1, Fernando Alonso, luce en su coche el número 14.
Ver a Nadal con 5-2 en contra frente a Djokovic en el cuarto set y terminar ganándolo, o ir perdiendo 6-2 en el tie-break contra Zverev, con cuatro bolas de set para el alemán, y conseguir ganarlo, es parecido a lo que hizo el Madrid contra el City, con dos goles abajo en la eliminatoria en el minuto 89: luchar y remontar. El Real Madrid y Nadal no se rinden nunca. 14 títulos es un gran número, solo alcanzado por ellos. Pero, sin que nadie pueda exigirles más… el 15 es la niña bonita.