La Torre Eiffel, a sus pies. Ni James Bond hubiera mejorado la escenografía en su película más sublime. Se giró y allí estaba él, en los cielos de París...
PorTomás Roncero
La Torre Eiffel, a sus pies. Ni James Bond hubiera mejorado la escenografía en su película más sublime. Se giró y allí estaba él, en los cielos de París...
El mismo día en que se escenificaba crudamente el choque entre la FIBA y la Euroliga empezaba la final de Copa Davis. Otro deporte en el que el choque entre un viejo y un nuevo mundo se hace patente.