La importancia del directo
Ha empezado el Dakar y con él el primer (y más leve) madrugón, además de los nervios de aquellos que quieren aspirar al Touareg... salvo Al Attiyah.
Era un día especial y eso se notaba en el ambiente. En las jornadas anteriores podíamos darnos el lujo de abandonar la tienda a las 8:30 de la mañana, pero hoy el vaivén de las motos, los coches, el personal de cualquiera de los equipos y la impaciencia nos han sacado de nuestra zona de descanso prácticamente una hora antes. Empezaba el Dakar y con él el primer madrugón (y más leve), además de los nervios de todos aquellos que quieren aspirar al Touareg... salvo Al Attiyah. O al menos así se percibió de puertas para fuera.
De la concentración más absoluta de otros como Sainz o Loeb, con una estrategia bien definida en mente y un rostro serio ante otro comienzo lleno de esperanza, a la sonrisa constante de aquel que defiende cetro. Parecía un día más e incluso puede haberlo sido para un piloto que se pasa la vida sobre un coche de carreras, pero lo cierto es que estos detalles son oportunidades que ofrece un directo que nunca defrauda.
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