“Esto no pasaba en el Dakar”
Laia Sanz visita AS tras poner fin a una racha de 14 ediciones acabadas por dos milímetros de deformación: “Por una tontería así ves lo difícil que es”.

Dos milímetros tuvieron la culpa, de que la mayor racha (14) de un piloto español con ediciones acabadas de manera consecutiva en el Dakar llegase a su fin. Laia Sanz (39 años, Barcelona) afrontaba su 15ª participación en la carrera con la ambición de un buen resultado y las ganas de seguir haciendo historia. Sin embargo, una trazada “10 centímetros más a la derecha” de lo que debería como contó en su visita a AS, dio un vuelco completo a sus opciones. Y de manera literal. Una piedra eclipsada por el polvo llevó a la española a dar un revolcón que con un 4x4 se podría haber evitado, pero en su caso fue insalvable y le obligó a reparar y luchar contra el crono de manera diferente. Superó el tiempo límite por dos minutos tras esperar al camión de asistencia “por necesitar una pieza, que de llevarla tan solo hubiésemos tardado en reparar una hora”, y resistió 70 kilómetros hasta llegar a un vivac en el que le esperaba un comisario de la FIA.
“Yo no pensaba que nos echarían. Desde el equipo me preguntaron cómo estaban las barras y estaban bien. El coche estaba mal de fibras, de cristal... pero eso se podía arreglar. Solo que los mecánicos trabajarían toda la noche. Pero mecánicamente el coche estaba perfecto. Fue un vuelco a cámara lenta, pero siempre que volcamos la FIA viene automáticamente y el primer comisario que vino dijo ‘no, no’ (podía continuar), Entonces vino su jefe, que además tiene más poder, y cuando empezó a mirarlo estuvo mucho rato. A mí me dio esperanzas. Llevaba media hora mirándolo, ya debería haber dicho que no, y yo creo que hubo un momento que iba a decir que sí. Pero al final dijo que no”, relataba Laia, sobre cómo vivió una despedida que le obligó a vivir por primera vez desde casa la carrera: “Fue una sensación chunguísima. Nunca lo había vivido desde casa. Pero también estaba muy malacostumbrada, porque hay gente con 14 dakares terminados como yo, pero en más de 30 ediciones. Si lo miras así...”.
Por mucho que las referencias den valor a la gesta, estas no sirven de consuelo para una Laia que tiene claro que, en años anteriores, el desenlace hubiese sido diferente: “Esto no pasaba antes en el Dakar. En otras circunstancias hubiésemos salido todos”. La española habla en plural porque el mismo defecto que la dejó fuera de carrera, también tumbó a Carlos Sainz y Sebastien Loeb durante las dos siguientes jornadas de manera consecutiva. Cualquier deformación del chasis era sinónimo de abandono según la regla y ahí, es donde empieza el conflicto: “Seguramente la FIA es muy exigente, que lo entiendo en parte porque si luego yo vuelvo a tener un vuelco y me hago daño es su responsabilidad. Pero hace unos años esto no pasaba en Dakar, porque no habían comisarios de la FIA, eran comisarios del Dakar. Hay un poco de inconsistencia en algunas cosas, porque son tan exigentes con esto y sin embargo, luego los pilotos en moto... Yo he acabado Dakar con cosas rotas”.
“Me quedé inconsciente y seguí como si nada”
“Yo me quedé inconsciente en una etapa durante mi penúltimo Dakar en moto. En el kilómetro 7 me quedé inconsciente y solo tengo recuerdos desde el ‘refuelling’, que era el 230. Y yo no sabía qué había pasado, estaba ida. Acabé la etapa, salí el día siguiente y como si nada”, explicaba la española, sobre uno de esos momentos que contrastan con las exigencias que ha impuesto ahora la carrera. Incluso a sabiendas de que el equipo asumía la responsabilidad de su continuidad: “Dijimos que nos hacíamos responsables. Tienen que mirar el lado humano, cuesta mucho llegar hasta aquí para irte el primer día a casa”. Pero las reglas son las reglas.
¿Hubiesen cambiado si Carlos o Loeb hubieran sido los primeros en enfrentarse a esta situación? “No sé qué habría pasado si hubiese sido al revés, porque ellos tenían más fuerza”, mantiene el interrogante Laia, sobre una edición que desde que ella se estrenó en coches (2022) ha sido “con diferencia en la que más gente se ha quedado fuera”. “De hecho, el ‘y si’ no vale, pero pensaba que si hubiese acabado... En este Dakar que fue tan duro, incluso habiendo perdido cuatro horas y pico, hubiésemos tenido la opción en la categoría. Ha habido unas liadas... que no lo habríamos hecho tan mal”.
“Estaba malacostumbrada”
¿Fue demasiado exigente este Dakar? “Para mí el Dakar tiene que ser esto. Deportivamente, un poco desde fuera, no puedo opinar porque no he hecho las etapas; pero a mí me parece bien que sea así. Tiene que ser así. Para mí tenía más magia cuando en la segunda semana se iba vaciando el vivac porque había menos gente en las etapas”, admite Laia, a sabiendas que cuando se vive en primera persona una despedida nunca es plato de buen gusto; sobre todo cuando esperas una nueva oportunidad: “Abandonar no es lo mejor de cara al año que viene, al final irte a casa el primer día no ayuda. Pero eso da valor a todo lo que he hecho antes para los demás y para mí. Acabar ya no tenía gracia e incluso yo estaba malacostumbrada. Que no lo daba por hecho porque había algunos que acabamos como el 13, que era cada día festival... lo viví muy mal y sufrí mucho. Ese año fue duro pero al menos acabé y estoy orgullosa de haber acabado ese Dakar tan asqueroso y tan duro. Pero este año no ha podido ser. Cuando una tontería así te deja fuera y ves lo difícil que es acabar, todo tiene mucho más mérito”.
A pesar de que la racha ha llegado a su fin, todo el recorrido de Laia Sanz en el Dakar hasta ahora es impecable. La española consiguió destacar sobre dos ruedas “empezando desde cero y me acabé ganando el sitio”. Ese, que también busca ahora en la categoría reina: “Más ganas que yo no tiene nadie. Hay una generación joven con muchas oportunidades sin haber hecho nada antes y ¡ufff! Me gustaría tener esas oportunidades. Con una moto más floja puedes hacerlo bien, pero en coches es imposible (destacar sin un buen prototipo)”. Por eso, sigue buscando una oportunidad que también, por estadística, debería llegar. En el Dakar, todo es cuestión de tiempo.
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