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MOTOGP

La promesa de Yamaha

La marca japonesa incorpora a su unidad de motores a Luca Marmorini, ingeniero italiano ex de Ferrari, que llega para cumplir con las peticiones de Quartararo en velocidad punta.

Actualizado a
La promesa de Yamaha
Steve WobserGetty

“La nueva Yamaha será rápida”. Esa es la promesa que ha lanzado la casa de los diapasones después de varias temporadas sufriendo con el motor de la M1. Pese al resto de virtudes que sigue conservando la moto campeona, la falta de potencia ha destacado por encima de todas las cualidades y esa carencia, a punto ha estado de poder dejar al equipo japonés sin su gran estrella. Las numerosas peticiones que realizó Quartararo para mejorar en ese apartado nunca se vieron ejecutadas a nivel de resultados y en una temporada clave para la renovación del francés, ‘El Diablo’ supo hasta dónde debía presionar para terminar saliéndose con la suya.

Quartararo fue exigente pero su presión valió para que ambas partes saliesen ganando. Por una parte, la marca se queda con el piloto que les ha vuelvo a convertir en campeones y en el otro lado, el francés puede conseguir un paquete completo en su M1 gracias a esa ganancia de velocidad punta que le han encomendado a Luca Marmorini (61 años, Arezzo). El ingeniero italiano ha llegado a Yamaha con un contrato multianual en el que los de Iwata aprovecharán sus conocimientos con el objetivo de cambiar el comportamiento de un motor que no está penalizando esta temporada gracias al vigente campeón. El fichaje parece casi utópico al introducir un miembro europeo dentro de la sede japonesa, pero la necesidad es mucho mayor que un orgullo que puede salir reforzado si todos los planes salen bien.

¿Pero quién es Luca y por qué es tan importante este movimiento para Yamaha? El ingeniero comenzó su trayectoria junto a Ferrari. Después de siete años en Maranello, pasó a liderar la unidad de motores en Toyota durante el mismo periodo de tiempo, hasta que regresó finalmente a las filas italianas cuatro años más (2009-2014) como director de motores. En ese lapso de tiempo la Scuderia no sumó ningún Mundial y fue precisamente su director actual, Mattia Binotto, quien sucedió al italiano en el cargo. Pese a toda la experiencia acumulada, a partir de ese curso se alejó por un tiempo de la competición hasta que Massimo Rivola, jefe de Aprilia y también ex de Ferrari, le integró en MotoGP para comenzar a potenciar ese proyecto de la casa de Noale que se ha terminado convirtiendo en ganador.

Como demuestra su trayectoria, Yamaha no se equivoca al confiar en un pasado exitoso que le avala y al mismo tiempo, sirve en Iwata para llegar a desarrollar un motor competitivo. El optimismo se desborda en la casa de los diapasones como demuestra Massimo Meregalli, team manager del equipo japonés: “Estoy seguro (de que la moto ganará velocidad), Takahiro Suma ha sido un gran desarrollador. Siempre ha tenido las ideas muy claras y sabe en qué áreas somos malos. Tiene el potencial para liderar el desarrollo y Marmoroni es parte de este nuevo camino, porque nunca incluimos a un consultor externo en nuestro proyecto”.

El hermetismo en Yamaha siempre ha sido casi una obligación. Sin embargo, ahora abren paso a un ‘desconocido’ que llega motivado por las peticiones de un Quartararo que se convenció de continuar con los japoneses principalmente “porque cree en Yamaha”: “Le explicamos a Fabio dónde queríamos estar, la estrategia y el esfuerzo que estábamos haciendo por cambiar. Confió en nuestro proyecto y en los puntos positivos de nuestra moto, unidos a su etilo de pilotaje. La mezcla entre ambos componentes es muy buena y eso tuvo un rol muy importante en su decisión final”. Así fue cómo se gestó la renovación de un piloto, que ahora espera resultados.