Despedida desde el podio en Abu Dhabi
En 87 grandes premios junto a la escudería más legendaria de la Fórmula 1, Sainz vivió momentos y sensaciones de todo tipo, pero es posible que en ninguna sintiese las emociones que le recorrieron el cuerpo en el 88, en su última vez vestido del rojo más famoso del mundo. Con opciones, aunque remotas, de luchar por el título de constructores, no se permitió pensar mucho en ello, pero cuando pasó por meta no se pudo reprimir: “Puede que ya me haya roto y no lo habéis visto”, confesaba entre risas tras una despedida a lo grande, desde el segundo escalón del podio y con el cariño de la gente de un equipo que, en su gran mayoría, no quería verle marchar.