Mercedes pasa de la compasión a la indignación
Los ánimos a Hamilton en Emilia Romagna quedan en el olvido, ya que poco ha cambiado de ese monoplaza “inconducible”. “Para nosotros es inaceptable”, dice Wolff.
Mercedes ha pasado del todo a la nada en apenas un invierno. La escudería de Brackley dejó a un lado su hegemonía en la era híbrida con la entrada de la nueva normativa al Mundial y pese a todos los intentos que se han realizado y se siguen realizado desde la fábrica por recortar distancias respecto a Ferrari y Red Bull, el trabajo sigue sin dar sus frutos en una temporada donde el techo presupuestario limita las pruebas infinitas.
Además de las escuderías de Maranello y Milton Keynes, el límite de gasto se ha convertido en el otro gran rival de un equipo que ha visto como las reglas actuales ponen frenos a su necesidad de innovación, especialmente en un momento clave de la temporada donde, por pocas que parezcan sus opciones en la general de pilotos (Russell es cuarto con 84 puntos y Hamilton es sexto con 50) y de constructores (marchan terceros (134 puntos) a la zaga de Red Bull (235) y Ferrari (199), todavía no es demasiado tarde para renunciar al oro a final de curso.
Sin embargo, Toto Wolff, jefe de la escudería, ha hecho autocrítica de la situación por la que atraviesan en Mercedes de una manera mucho más preocupante que la que dejó ver tras la carrera en Emilia Romagna. Entonces el tono era de compasión hacia un piloto como Hamilton que se encontró un monoplaza “inconducible”. El británico recibió el perdón de su mandamás y una promesa que han cumplido, además por ambas partes, aunque no se vea traducido sobre el asfalto.
“Sigamos trabajando duro”, dijo entonces un Wolff que pese a todos sus esfuerzos, ahora demuestra indignación hacia una situación que no parece mejorar en el corto plazo: “Somos el tercer mejor equipo. Tenemos dos pilotos extremadamente fuertes, pero es enormemente molesto para nosotros que eso no sirva de gran cosa. Si lo miras con optimismo, son cinco décimas de diferencia con los dos mejores equipos. Si lo miras con pesimismo, es más como ocho décimas. Y, claramente, para todos nosotros en Mercedes, eso no es aceptable”, señala el dirigente austriaco.
Persiste la ambición
Se acabó eso de llevar trofeos como rutina a las vitrinas de Brackley. Las flechas de plata no luchan por victorias y los podios (tan solo han cosechado tres en lo que va de año), se encuentran gracias a los errores entre los favoritos. Eso se traduce en que su posición natural es ser quintos y liderar la zona media, siendo un escenario poco optimista que no parece que vaya a cambiar en Baku. “Podría presentar algunos desafíos similares a lo de Mónaco”, reconoce Andrew Shovlin, director de ingeniería de pista de Mercedes, sobre un trazado en el que buscarán ese equilibrio que también les permita ser competitivos “al largo plazo, porque surgirán pistas desafiantes: “Se está trabajando muy duro porque el equipo y los pilotos están desesperados por volver a la parte delantera”.