“En MotoGP, ser hermano de Marc perjudica más que beneficia”

Media parrilla de MotoGP sigue en el aire, pero Álex Márquez es uno de los pocos pilotos que puede presumir de unas vacaciones con su futuro sellado. El piloto del LCR Honda dará el salto a Ducati el próximo 2023, en un proyecto que le ilusiona y, por el cual, quiere dejar atrás unos años más que complicados con la marca del ala dorada. Sin descuidar su estado físico, porque sigue entrenando “para que la vuelta sea menos dura” después de más de un mes de parón, el pequeño de la dinastía Márquez atiende a los micrófonos de El Larguero de la Cadena SER para analizar lo que ha sido esta primera mitad de curso.

Y, como tónica de todos los pilotos de HRC, sin sorpresas viendo los resultados desde la primera cita en Qatar, Álex admite que “la temporada ha sido mala” y es crítico con su nota hasta el momento: “Me pondría un 5 o un suspenso, 4′8″. Consciente de que han tenido “alguna carrera en la que se ha sacado la cabeza”, lo cierto es que el nivel actual está lejos del que el ilerdense puede llegar a alcanzar con una moto que en la pretemporada prometía muchos cambios a mejor. Sin embargo, se quedaron por el camino. “Se hizo una moto nueva, Honda apostó fuerte. En pretemporada bastante bien, pero en Qatar empecé a tener problemas. Luego ya empezaron los problemas más serios. Cuando han traído piezas e ideas nuevas, no ha funcionado. Por eso no hemos evolucionado”, explica, asumiendo que “Honda se durmió un poco” y ahora el problema recae en toda la marca. “Todos estamos sufriendo. No es fácil”, añade.

Sin embargo, la esperanza de un renacer es ya más notorio tras las palabras de su hermano Marc Márquez, muy positivo después de su cuarta intervención. Todavía con una larga recuperación por delante, HRC no le descarta para final de año. “La cicatriz es bestia, tiene otra por atrás. Está animado, positivo, y eso es lo más importante. Se le ve deseando volver, pero es precavido. Los médicos mandan. Anímicamente, está animado”, comentaba su hermano a Manu Carreño. Y confiesa, además, que trabajar con él en una misma marca, no le ha resultado tarea fácil: “Es algo que a veces entiendo. Si hubiera ido todo bien y todo perfecto, sería otra historia... pero perjudica más que ayudar, esa es la conclusión”.

Una nueva etapa

Pese a todos los problemas, Álex Márquez puede estar contento de tener su futuro atado. A partir de noviembre, con los primeros test de pretemporada en Valencia, el pequeño de los hermanos partirá de Honda para enfundarse los colores del Gresini Racing, a los mandos de una Ducati. Tiempo para comenzar una nueva etapa que, el ilerdense, sentía que lo hacía falta para encontrar de nuevo la motivación. “Cuando la pruebe en noviembre me podré hacer una idea de sus puntos fuertes y débiles. Hace tres años que es la moto más completa, más avanzada. Han trabajado mucho y es una oportunidad. Es una prueba, pero me ha ganado mucho el equipo. Creo que tienen mucha experiencia, historia... y es algo que me ha ayudado a dar este paso”, explica.

Pero la sensación de no haber triunfado en Honda se la lleva con él. Álex asegura que se va “no satisfecho” porque su idea “que era ganar carreras” no se ha podido conseguir. Sin embargo, pese a que “son palabras mayores”, el sueño de ser campeón de MotoGP sigue en mente. “Soñar es gratis”, recalca el piloto del LCR Honda, consciente de la dificultad de sus ambiciones. “Cuando lo dije en Moto3 y Moto2 la gente se pensaba que estaba loco. ¿Por qué no? Sería un sueño tener las tres, pero son palabras mayores. Creo que no estoy en situación de pensar en eso”, añade siendo realista, aunque Aleix Espargaró puede ser ya su mayor referente en esa lucha por la corona: “El carrerón del otro día (en Assen) no tiene palabras. De luchador, trabajador... Nunca tirar por la borda lo que ha hecho. Ser cabezón. Y ha explotado. Creo que lo tienen todo a favor”.