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MOTOGP | VALENCIA

El fan de Rossi enamorado desde niño del sonido Ducati

Aficionado a la cocina, al tenis, a la F1 y seguidor de la Juve, aunque sin ser un loco del fútbol, Bagnaia logra el sueño de emular a su ídolo con el título de MotoGP.

CHESTE
Francesco Bagnaia.
Steve WobserGetty

Muchos son los niños que han crecido en el mundo de la moto iluminados por el deslumbrante destello de Valentino Rossi, pero sólo uno de ellos ha llegado a conquistar el título de MotoGP. Se trata de Francesco Bagnaia, el primer campeón italiano de la clase reina desde que El Doctor lo hiciera por última vez en 2009, hace trece años. El primer italiano en 50 años capaz de ganar en la clase reina con una moto italiana, como Giacomo Agostini en 1972 con MV Agusta.

Este fan de Rossi emula ahora a su ídolo, algo con lo que seguramente ya soñaba cuando de crío se enamoró del sonido de las Ducati 998 y 996 con las que su tío les visitaba en su casa de Turín. El tío y el padre son los que alimenataron su afición llevándole a los circuitos cada vez que podían y ahora son ellos los que ven como aquel niño es el que les hace a ellos y a miles de aficionados vibrar con sus actuaciones en la pista.

Pecco es un amante de la cocina y es él quien cocina cuando está en casa con su novia, Domizia, un año mayor que él (tiene 25) y una de las mejores amigas de su hermana, Carola, que es la que le acompaña siempre a los circuitos y la que le hace de asistente. Su chica, con la que forma pareja desde hace siete años, trabaja en el mundo de la moda como Fashion Buyer y viven juntos en Pesaro, donde se trasladó hace años para estar más cerca de Tavullia, el centro neurálgico de la Academy VR46 de la que forma parte y a la que en 2018 ya le dio el título de Moto2.

Además de la cocina, arte del que aprende con programas de televisión y en canales de Youtube, también es aficionado al tenis, a la F1 y al fútbol, deporte en el que es seguidor de la Juventus, aunque no se considera un loco del fútbol. Una curiosidad poco conocida es acerca de su sobrenombre, Pecco. Él, en realidad, prefiere que le llamen Francesco, porque lo de Pecco es muy íntimo y familiar, dado que proviene de cuando eran pequeños y su hermana, en lugar de pronunciar su nombre, le llamaba Pecco. Además de ella, tiene otro hermano, más pequeño, Filippo, de 15 años. El nuevo campeón de MotoGP es un tipo muy familiar y siempre que puede vuelve a Chivasso, una ciudad cerca de Turín en la que viven sus padres y están sus amigos de siempre.

Y una curiosidad más, la razón por la que lleva el número 63... Su número de siempre era el 21 en Moto3, pero cuando llegó a Moto2 ese número lo tenía Franco Morbidelli, así que escogió el número 42 (21+21). Cuando subió a MotoGP el 42 lo llevaba Alex Rins, así que decidió coger el 63 (21+21+21 = 63). Y ahora está por ver si el 63 lo cambiará por el 1 de campeón para el próximo curso. Casey Stoner, el único campeón con Ducati en la historia de MotoGP, sí que cambió su clásico 27 por el 1 para la temporada 2008, lo que no le dio demasiada suerte.

El australiano y Andrea Dovizioso son los únicos pilotos con más victorias que Bagnaia al manillar de una Ducati. El nuevo campeón suma un total de 11. La primera la logró el año pasado, en Aragón, resistiendo siete ataques furibundos de Marc Márquez en las últimas vueltas. Y este curso ha sumado siete, siendo las cuatro primeras de manera consecutiva, algo que nadie había sido capaz de hacer antes sobre una Ducati. Pero su mayor mérito, sin duda, es haber sido capaz de protagonizar la remontada más grande jamás vista en MotoGP, porque tras su caída en Alemania, la cuarta en carrera de las cinco que ha sufrido, llegó a alejarse a 91 puntos de Fabio Quartararo. Ocho carreras después, en Austalia, el italiano era capaz de auparse al primer puesto de la general, recuperándose así también del cero de Japón, el quinto del año, lo nunca visto en un campeón de MotoGP. Dicen en el Lenovo Ducati que él nunca dejó de creer, ni siquiera en los peores momentos, y su tozudez, su calidad y su moto, porque la Desmosedici en la mejor de la parrilla, le han llevado a hacer realidad su sueño, emular a un Rossi que ha sido testigo directo en Valencia de su coronación. El tiempo dirá si hay más, pero de momento ya nadie le quitará de por vida el privilegio de ser campeón del mundo de MotoGP.