Ducati o el arte de mejorar lo inmejorable
Si buena era la de Desmosedici con la que Bagnaia logró el título en 2022, mejor aún lo es la 2023 con la que pulverizó el récord de Portimao.
Parece mentira, pero lo inmejorabe a veces también puede ser mejorable. Ese arte lo domina en estos momentos en MotoGP como nadie Ducati. Si buena era la Desmosedici con la que Francesco Bagnaia logró el título en 2022, el primero para la fábrica de Borgo Panigale desde que lo ganara con Casey Stoner en 2007, mejor aún lo es la versión 2023 con la que pulverizó el récord de Portimao, con la que dejó al primero de sus rivales, otra Ducati, la de Zarco, a tres décimas, siendo además el único que bajó al 1:37. Pero esa no es la única lectura que deja la pretemporada antes de que arranque el nuevo curso el fin de semana del 24 al 26 de marzo. Hay más, y para AS son las siguientes:
Ducati mete miedo
Ninguna fábrica tiene tantas motos como Ducati en la parrilla, hasta ocho, y todas ellas, sin excepción alguna, han dejado verse por las primeras posiciones. Da igual que fuera con la Desmosedici 23, como la de Bagnaia, que lideró con mano de hierro el test de Portimao, o con la versión del año pasado, con la que Marini comandó los ensayos de Malasia y Valencia. Sea como fuere, siempre una Ducati al frente. La moto de este año, a diferencia de la del anterior, parte con una base extraordinaria, la de 2022, y se ha mejorado adaptándola al pilotaje de Bagnaia, su jefe de filas y el que lleva el #1 de campeón en su dorsal gracias al título conquistado el año pasado.
La Ducati es la moto que más corre, la que más acelera, la que más tracciona, la que mejor frena y a la que todos copian a nivel de aerodinámica. Por ponerla un pero, sólo deja en tela de juicio el paso por curva, que es algo en lo que tampoco va mal. Normal que el escuadrón Ducati se presente al arranque mundialista como las motos a batir y, como todo escuadrón que se precie, tiene un líder en Bagnaia al que hay que tomarse muy en serio porque ya sabe lo que es ganar el título.
Honda deja muchas dudas
Por no centrar todo en Marc Márquez, que es la gran baza de Honda y también del motociclismo español, sirva par reflejar las sensaciones que deja la floja pretemporada del ala dorada una reflexión que dejó en Portimao el recién llegado Joan Mir: “No ha habido ninguna revolución”. La RC213V con la que acabaron el domingo la pretemporada es prácticamente la misma con la que la arrancaron el noviembre pasado en Valencia. Fue entonces cuando se vio a Márquez más enfadado que nunca con su fábrica y cuando dijo que no es que estuvieran un paso por detrás de la competencia sino que estaban dos o tres.
La ventaja para Honda es que los puntos no se reparten en los ensayos de pretemporada, que es verdad que han hecho muchas pruebas, que sus pilotos dicen tener claro cuál es el camino a seguir y que Marc siempre rinde más en los GGPP que en los test. El decimotercero de Mir y el decimocuarto de Márquez, separados entre ellos por sólo 16 milésimas y a ocho décimas de la cabeza, es cuando menos preocupante, pero la temporada es larga y deberían ir a más. Márquez ha cumplido con su parte de los deberes poniéndose a tope físicamente y dejando atrás los problemas en su brazo derecho. Honda, en cambio, no ha cumplido con su parte, y lo sabe.
Aprilia es la alternativa
Las sensaciones en Aprilia son mucho mejores de lo que se pueda pensar con el décimo puesto ocupado por Aleix Espargaró el último día de test de Portimao. La moto y el piloto van mucho mejor de lo que dice ese resultado, y es que el antebrazo derecho del catalán le condicionó en exceso. En cuanto a Maverick, problemas técnicos le hicieron perder más tiempo del deseado, pero ha sido frecuente asomar por las primeras plazas en diversos momentos de la pretemporada con la RS-GP23, una versión mejorada de la moto del año anterior con la que ya ganaron carreras, en Argentina, concretamente, incorporando nuevo paquete aerodinámico, en la parte delantera y en la trasera.
Y lo mismo puede decirse de los satélites Miguel Oliveira y Raúl Fernández, mucho más optimistas que en sus últimos tiempos con la KTM. Aprilia ha hecho un gran esfuerzo por tener un equipo satélite, y lo va a cuidar.
Yamaha está en manos de Quartararo
Yamaha se ha puesto las pilas para introducir más velocidad punta en el motor de su M1 y eso sirvió para que en la recta de Sepang sus motos corrieran alrededor de cinco kilómetros por hora más. Sin embargo, con goma nueva, era imposible que sus pilotos fueran rápido, lo que es una condición completamente anómala. Pues bien, en Portimao, una vez más, Fabio Quartararo le sacó las castañas del fuego a su fábrica, porque Franco Morbidelli ni está ni se le espera por el momento. El campeón del 2021 se las apañó, a base de la casta que le caracteriza, para lograr el tercer mejor crono, sólo superado por Pecc,o y Zarco. Por cierto, como todas las fábricas, en Yamaha se han esforzado por sacar provecho de la aerodinámica y eso les llevó a probar un alerón trasero más propio de la F1 que de MotoGP. Está por ver que lo usen en GP, pero impactar ya ha impactado.
Se esperaba más de KTM
Antes de que se acabara la temporada 2022, en Valencia, un trabajador de KTM le dijo a AS respecto al prototipo 2023 que iban a estrenar en el Ricardo Tormo en el test de noviembre un “ahora sí, ahora sí que han traído una moto buena”. Eso, y tener a Dani Pedrosa aún como piloto probador, sin duda el mejor de todos los probadores, por palmarés, pero sobre todo por capacidad analítica y de desarrollo, generó unas expectativas para la pretemporada que no se han cumplido. El noveno puesto final de Brad Binder en Portimao le permitió salvar algo los muebles a la fábrica austriaca, pero su nueva adquisición, Jack Miller, está muy lejos de las posiciones que solía ocupar con la Ducati.
Y en cuanto a los pilotos GasGas, que también llevan la RC16, ni Pol Espargaró ni Augusto Fernández han asomado con frecuencia por las posiciones de cabeza, algo que en ningún caso se le exige al segundo por su condición de novato. Puede decirse que KTM está ahora mismo casi tan mal como Honda, pero el poderío histórico de la marca europea no es como el de la japonesa, al menos en lo referente en MotoGP. En el mundo off road es otro cantar, pero las MotoGP corren en asfalto y, salvo enorme sorpresa, este año tampoco se les espera entre los mejores.