"No piloto de forma natural"
Leclerc despunta con un Ferrari 'sobrevirador' que Sainz no termina de descifrar: "Puedes adaptarte, o intentar adaptar el coche a ti". Vettel lo sufrió en 2019.
Ir rápido con un coche es relativamente fácil para un piloto de Fórmula 1, pero para bailar sobre el límite hace falta algo más. No es cuestión de talento, o no solo: se necesita confianza y experiencia ante cada una de las reacciones del monoplaza. Nadie en el paddock duda de la habilidad y el trabajo de Carlos Sainz, una referencia de la zona media desde sus tiempos en McLaren y el primer Ferrari del año pasado, pero es un hecho que el F1-75 es todavía un extraño para el madrileño y solo Leclerc ha sido capaz de extraer el máximo de prestaciones en cada clasificación y carrera.
El propio Sainz trata de explicar por qué sufre al volante de un coche que teóricamente es ganador. "Se ve por las cámaras 'on board', todavía no estoy ahí, en el coche, en comparación con el año pasado. No piloto de forma natural. El coche es un poco sobrevirador (utilizó la palabra 'pointy', en inglés) para mi gusto, pero es lo que hay, puedes adaptarte tú a él o intentar que el coche se ajuste a tus gustos. Las dos cosas llevan tiempo, ensayo y error, y estoy en ese proceso para corregirlo lo antes posible. Al mismo tiempo, a mi izquierda (por Leclerc) hay un tipo que está haciendo un trabajo excelente, con vueltas impresionantes que solo puedo admirar y en algunas cosas intentar copiar. Como piloto, es un desafío", comentó en Montmeló.
Marcha quinto en el Mundial con tres podios y 65 puntos después del cuarto puesto en el GP de España, un cuarto amargo por la mala salida y el pequeño trompo en la curva que le obligó a remontar. Este año hubo otros errores de un piloto seguro (su racha de grandes premios terminados y en los puntos estaba entre las más largas de la historia del campeonato). Antes hubo accidentes en Melbourne (carrera), Ímola (clasificación) y Miami (libres).
El curioso caso de Vettel
En 2019, Leclerc llegó a Ferrari con vitola de aprendiz, pero desde los primeros kilómetros se destacó por su capacidad para poner en aprietos a Vettel, compañero entonces. Mientras uno aspiró a poles y victorias durante tres cuartos de la temporada, el otro protagonizó trompos impropios de un cuatro veces campeón en momentos clave. Aquel SF90 tenía eje delantero fuerte, pero su tren trasero tendía al sobreviraje (o leve derrape). Leclerc tolera el sobreviraje y lo convierte en un punto fuerte; Vettel hubiera preferido un Ferrari con más agarre en la salida de las curvas, más predecible. Ahora Sainz se encuentra en una situación similar. Dicho esto, la diferencia entre ambos al final de aquella temporada fue de solo 24 puntos, y los dos firmaron poles y victorias.
Es cuestión de tiempo que el español de la vuelta a la situación. "De golpe, o poco a poco", dice, no importará. Esta semana puede redimirse en Mónaco, uno de esos trazados que tradicionalmente se le dan bien. El año pasado logró allí su primer podio vestido de rojo Ferrari. "Siempre estoy confiado y soy rápido en Mónaco, puedo dar buenas vueltas allí, pero también necesitas confianza en el coche y el equilibrio que te gusta en Mónaco. Iré al fin de semana como en todos, pensando que puedo ganar", afirma Sainz. En busca del punto de inflexión.