Todos miran a Carlos Sainz
El madrileño aspira a todo en el GP de España más ilusionante: "Por mí encantado, que pase". El lleno y la expectación motivan "es una presión positiva".
Todos miran al Ferrari 55. Carlos Sainz llega con opciones de victoria a cualquier circuito del calendario este año, aunque los caminos de Verstappen y Leclerc parezcan inescrutables; y el GP de España es el escenario perfecto para variar la tendencia del campeonato. Esa idea no viene de la Prensa ni del ‘paddock’, más bien emana de los 110.000 aficionados que abarrotarán Montmeló cada día de este fin de semana y que quieren presenciar una puerta grande el domingo, con el madrileño como protagonista, rompiendo una sequía que se alarga desde Barcelona 2013.
Sainz recoge el guante, admite a AS: "Perfecto, por mí encantado, que pase. Os podéis imaginar las ganas que tengo yo también de que sea un buen fin de semana, de dar un buen momento a la afición. Para eso me preparo y es lo que voy a intentar. Pero si no es aquí, lo intentaré en Mónaco, y si no en Canadá. Así funciona el deporte". La presión de la grada no es un lastre, más bien lo contrario: "Motiva, sobre todo motiva, y presiona pero de manera positiva, es una presión buena que en el pasado me ha ido muy bien. En Barcelona yo siempre he ido rápido y he conseguido mis mejores resultados".
Un triunfo suena demasiado bien, pero el podio es un objetivo real y estar por delante del líder del Mundial, Leclerc, debe dejar de parecer imposible. "Hay cosas en mi estilo de pilotaje que no funcionan con este coche, automatismos que estoy intentando cancelar del ‘software’, del cerebro. No es un proceso fácil pero puede ser un buen circuito para probarlo, porque lo conozco muy bien", confiesa Carlos, que no ha sumado tantos puntos (40, en siete visitas) en ningún otro trazado del Mundial.
Evoluciones y prioridades
Llegan mejoras a Barcelona, el primer paquete del año desde Maranello, pero las líneas básicas del F1-75 no varían. Sería importante aliviar el ‘porpoising’, porque "no ves la línea de frenada", más allá del castigo físico, y encaminar el comportamiento del Ferrari hacia el gusto de Carlos. "Hay coches en los que tú, por instinto, vas perfecto; y otros coches a los que no les gustan tus automatismos. Este es más difícil de lo esperado, lo sentí ya en los test de Barcelona. Pero esto sucede en la carrera de un piloto".
Se reivindica, porque el descontento está alojado en dos décimas por vuelta. "Incluso así he estado luchando por las poles, me quedé a punto en Miami, Yeda o Bahréin, e iba rápido en Ímola y Australia. No es mucho, es bastante poco, pero ese poco duele porque es lo que no te permita estar en la lucha por la victoria o conseguir la primera pole". Mientras tanto, Leclerc se escapa con 104 puntos (Sainz tiene 53) seguido de Verstappen (84) y Pérez (66). Carlos no teme que las prioridades de Ferrari le manden al segundo plano: "Yo sé cuáles son las reglas y cuándo, potencialmente, puede haber favoritismos y órdenes de equipo. En la sexta carrera, con 17 por delante, seguimos en igualdad y estamos ante una posición en la que todavía puede pasar cualquier cosa. Sé cuáles son mis opciones y por dónde pasa la relación de equipo que tenemos Charles (Leclerc), Mattia (Binotto) y yo, y estoy tranquilo". Quizás los 100.000 fans resuelvan "los automatismos" de golpe. Si la F1 son estados de ánimo, llega el gran premio de la furia española.