NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

MOTOGP

Á. Márquez: "Tengo la suerte de tener mi futuro en mis manos"

"Si hay que caerse en entrenamientos y luego ganar cinco carreras, me caigo las veces que haga falta", asegura Álex Márquez.

Madrid
Álex Márquez sobre su Honda.
motogp.com

Álex Márquez afronta a partir de este fin de semana su tercera temporada en MotoGP. El bicampeón del mundo (ganó en Moto3 y Moto2) atiende a AS antes de que arranque un nuevo curso en el que espera encontrar su "punto zen" que le permita algún día aspirar a su gran sueño, que es "luchar por el título de MotoGP". Si para ello ha de caerse tantas veces como el año pasado (19), el del LCR Honda Castrol está dispuesto a vovler a hacerlo, aunque, eso sí, prioriza no caerse en carrera.

-Esperaba más de Álex Márquez el año pasado en MotoGP. ¿Usted también?

-Sí, es así. Yo soy autocrítico, el primer crítico conmigo mismo y a veces hasta me doy demasiada caña. Fue un año que me costó mucho, que empezamos con mal pie y eso hace que cueste darle la vuelta. Se acumularon muchos problemas, en parte por la moto y por todo, pero es de años difíciles cuando aprendes más y creces como piloto. Así lo hice y para mí fue un año del doble de aprendizaje que en 2020 y al final acabamos de una buena manera. Demostramos que, cuando todo estaba en su sitio, podemos hacer buenas carreras, como en Le Mans o Portimao.

-¿Qué es lo que más aprendió?

-Cuando falta algo de moto y tienes un problema grave de grip, hace que el piloto tenga que reinventarse y suplir lo que falta hasta que llegan mejoras. Sufriendo, aprendí cosas de pilotaje y de electrónica que me pueden aportar mucho para el futuro.

-Titulé la presentación del LCR Honda Castrol diciendo que quería explotar en su tercer año en MotoGP. ¿Estaba en lo correcto?

-Es un año de oportunidades. Ha habido un gran cambio de moto que, de momento, está funcionando muy bien, pero es pronto y prefiero tener los pies en el suelo y no decir que es una maravilla. Aún tenemos algunas dudas en algunos parámetros, pero parece que pinta bien, y he hecho algunos cambios en el equipo para poder estar más a gusto y sacar mi potencial. La preparación física este invierno ha ido muy bien veo el año como un año de oportunidades. Los tenemos todo para poder disfrutar y, a partir de aquí, ya depende de nosotros.

-Concrete esos cambios que ha hecho en el box.

-Se ha ido Óscar Haro del equipo, por una decisión suya, y en su lugar ha entrado Dakota Mamola, al que ya conocen en el equipo de cuando trabajó con Cal (Crutchlow). Eso a nivel de equipo, y en cuanto a mi parte del box, tenía a David el año pasado conmigo, que subió desde Moto2, donde estuvo conmigo cuando gané el título, y lo hizo en el papel de ‘data’. Él quería ser técnico y yo le necesitaba más, con lo que pedí que él fuera mi jefe de mecánicos para este año.

-¿Por qué David?

-Porque le necesitaba, porque nos entendemos con una mirada y porque nos presionamos y nos motivamos mucho entre los dos. Es alguien que me ayuda a sacar mi potencial. Es un técnico y a la vez amigo y psicólogo. Ha de saber convencerme de que algo va a funcionar y que me haga ver la realidad en todo momento.

-Todos dicen que la nueva Honda va mucho mejor. ¿Por qué?

-Lo han cambiado. Por eso yo prefiero ser prudente, porque seguro que hay muchas cosas que se nos escapan o que aún no le hemos sacado todo el potencial. Prefiero no decir que es una maravilla, pero tiene muy buena pinta.

-¿Es una Honda por fin para todos los públicos?

-Sí, seguramente se adapta más a todos los estilos de pilotaje. En la anterior, había un set up y era igual para los cuatro pilotos. Te adaptabas o estabas muerto. Con esta cada uno podrá seguir su camino y los resultados pueden ser buenos para todos. Es una moto muy nueva y con mucho potencial. Mejora sobre todo el ‘grip’, pero aún sufrimos a mitad de curva y en el giro.

-¿Cómo ha sido su entrenamiento de invierno?

-He seguido el método de siempre, pero cada año que pasa estás un pelín mejor, porque voy a hacer ya 26.

-Ya no es el niño que conocimos todos…

-(Sonríe). Sigo siendo joven, pero empieza a salir barba y me afeito de vez en cuando, cada cuatro o cinco días. Antes tenía hormigas y ahora ya es barba. (Risas).

-¿Está más centrado y maduro que nunca a nivel mental?

-Puede ser. Cuando pasas por tantas situaciones, buenas y malas, te formas más. Tengo paz interior y tranquilidad. Cuando todo va bien, encuentro mi punto zen, que es cuando me da igual todo y voy a por el objetivo. Eso es lo que quiero encontrar este año. Ese punto zen lo he conseguido nada más los años en los que me he jugado los dos títulos. Si lo consigo, estaré tranquilo y podré sacar mi máximo potencial.

-¿Se ve luchando algún día por el título de MotoGP?

-Ese es mi sueño. ¿Cuándo? No lo sé. Eso es como jugar a la ruleta y hay que ser realista, porque este año no estoy para luchar por ello. Tengo la suerte de que mi futuro está en mis manos. Todo depende de mí y del trabajo que haga. Creo en el hoy y ahora. No puedes comerte la cabeza con qué pasará. Mi sueño es ser campeón del mundo de MotoGP y, aunque no sé si lo conseguiré, haré todo lo posible para quedarme tranquilo conmigo mismo.

-¿Recuerda cuántas caídas tuvo el año pasado?

-Fueron 19 ó 20 y con las de los test me fui casi a las 30.

-¿Es una de las cosas a corregir este año o, como su hermano, necesita caerse para entender los límites?

-El número de caídas me da bastante igual. Lo importante es no caerse en carrera. Si hay que caerse en entrenos y luego ganar cinco carreras, me caigo las veces que haga falta.

-Filosofía Marc…

-Exacto. Es parte del trabajo. Está claro que, con una moto que acompañe más, te caes menos, pero la mentalidad no tiene que cambiar y hay que buscar dónde está el límite. Las caídas son parte de este trabajo.