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F1 | TEST BARCELONA

"Ahora podemos jugar"

Carlos Sainz, satisfecho con la primera semana de test, cuenta que el F1-75 permite "deslizar un poco más". "No nos paramos a ver qué han hecho los demás", dice.

Barcelona
Carlos Sainz (Ferrari F1-75). Barcelona, España. F1 2022.
Mark Thompson

“No cambiaría el ‘55’ por el uno”, bromea. Hay tantas ganas de ver a Ferrari en su sitio después de dos temporadas lejos de la cabeza que los test de pretemporada pueden haber convencido a unos cuantos, con poco, de que el F1-75 es aspirante a todo en 2022. No lo es, aunque se haya gustado en la pista. Al menos, no se sabe aún si lo es. Pero Carlos Sainz, séptimo en la última jornada de entrenamientos con 92 vueltas, termina la semana en Barcelona satisfecho, según comenta, y confía en que las buenas sensaciones se repliquen en los próximos test de Bahréin (10-12 de marzo) y el primer GP en Sakhir (20 de marzo).

"Sabemos el trabajo que se ha hecho en un año y medio, ha habido cosas que me han gustado y cosas que no. Es para lo que venimos a los test, para descubrir cosas de nuestro coche y no pararte a pensar en lo que están haciendo los demás", dice Sainz, que reconoce el interés por los diseños del resto de monoplazas: "Todos me han sorprendido, por lo diferentes que somos los unos de los otros cuando los ingenieros hablaban de una reglamentación tan restringida. Te da que pensar y te recuerda que la F1 es bonita, me gusta ver esas diferencias y la imaginación de cada grupo de ingenieros, aunque luego todos lleguemos a un nivel similar". ¿Miedo a un Brawn GP? "No lo sé. Lo de Brawn fue tan obvio que no se podía esconder. Espero que no".

El nuevo motor de Ferrari no puede todavía asustar porque no se ha testado a fondo: "No apretamos todo lo que apretaremos, así que es difícil sentir las diferencias con un coche nuevo. Si se van a congelar los motores, hay que buscar el límite de rendimiento y luego tienes cinco años para mejorar la fiabilidad. Queremos el motor más potente, o uno de los más potentes".

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"Podemos deslizar un poco más"

Sainz, de 27 años y con seis podios en el Mundial, explica detalles al volante del F1-75 en esta nueva generación de coches: "Se diferencia en bastantes cosas, yo lo noto sobre todo en el estilo de conducción. Podemos ir deslizando un poco más, antes dabas un golpe de volante y hacías la curva, ahora parece que podemos jugar un poco más con los coches. Los coches del año pasado estaban diseñados para ir en línea recta. Tenía mucha carga aerodinámica, pero cuando perdías el coche se te iba completamente. Este sí permite jugar un poco más con el coche en general, en entrada y salida de curva, y a eso quiero adaptarme, y es divertido".

Entre los temas de debate en el paddock está el rebote que sufren una buena parte de los monoplazas en las rectas, un fenómeno ocasionado por el efecto suelo. "Es una de las mayores prioridades desde que salimos a pista y lo sentimos. Hay que trabajar en ello y el primero que lo consiga corregir podrá bajar un poco más las alturas". "Para el piloto no es cómodo ni agradable a 320 kilómetros por hora", confiesa. ¿No le sorprende que se le pase a tantos ingenieros un suceso como este hasta llegar a la pista? “Un poco, pero también es lo bonito de la Fórmula 1. Los equipos parecen tener todo bajo control y cuando llega una reglamentación nueva, y unas circunstancias nuevas, nos pone en nuestro sitio".