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DAKAR | FARRÉS

"Me pidieron que parase cinco minutos, lo hicimos y ya está"

El catalán cuenta en AS cómo fueron las órdenes que le dejaron sin ganar en T4 para que lo hiciera su compañero: "Mis valores fueron más fuertes que mi egoísmo".

Gerard Farrés junto al Can-Am de South Racing del Dakar 2022.

Fue recibido como un campeón por su gente en el Aeropuerto de El Prat. No lo fue, pero lo merecía. Gerard Farrés (42 años, Barcelona) tuvo que pararse cinco minutos la última etapa para que su compañero americano en South Racing, Austin Jones, ganase el Dakar en la categoría T4. No lo reconoció nada más cruzar la meta, pero ahora, semanas después, lo hace en AS. Habla con sinceridad sobre cómo él y Diego Ortega, su copiloto, acabaron segundos tras cumplir órdenes de equipo. No se arrepiente, al contrario.

—Tardará en olvidar el recibimiento que le dieron en el aeropuerto...

—Ostras, imagínate… Ha sido un año en el que no tenía claro si podía ir, voy como gregario y luego pasa todo lo que pasó. Las emociones han sido bonitas, fue especial sí.

—Le trataron con honores de campeón, ¿se siente así?

—No. Me siento campeón, pero no del Dakar. Quizá 'campeón' no sea la palabra, pero estoy muy satisfecho de lo que he hecho, de estar a 300 metros de conseguir mi sueño y no hacerlo porque mi compromiso y el de Diego, nuestros valores, fueron más fuertes que el egoísmo. Eso para mí es ganar. En mi carrera siempre he ido avanzando muy lentamente porque vengo de cero, he necesitado la ayuda de muchos equipos y patrocinadores, valoro mucho eso y nunca fallaré a personas que me hayan ayudado a pesar de que mi sueño es ganar un Dakar y lo podíamos haber hecho. No me siento ganador, pero hemos competido de forma increíble y hemos hecho lo que teníamos que hacer. Me siento igual de feliz o más.

—¿Hace cuánto tiempo no terminaba tan feliz un Dakar?

—Llevaba dos años muy malos. Desde mi primer año con los 'buggys' que quedé segundo, los otros dos años iba con intención de ganar, pero tuvimos muchos problemas con el coche y lo pasé mal. Pero, igual que en la vida, en el Dakar también subes y bajas y hay que mantener la calma tanto cuando estaba hundido como ahora que todo ha ido muy bien. No me derrumbé, tenía claro que quería volver y esa constancia ha hecho que, sin querer, porque el objetivo era ayudar al equipo, hayamos hecho esto.

—Comprenderá que haya quien se pregunte cómo se puede estar tan contento después de tener que dejar escapar la victoria justo antes de la meta...

—Claro, pero depende de los valores de cada uno. Muchos me han criticado, hay gente muy egoísta que seguramente no hubiera frenado, pero si les hubiera costado tanto crecer como me ha pasado a mí harían lo mismo que yo. Estoy aquí por la cantidad de personas que me han ayudado a lo largo de mi vida y eso hace que cuando haya órdenes de equipo las cumpla. Si no lo hago, quizá tendría un trofeo muy grande en casa, pero no estaría feliz porque no habría cumplido las órdenes y porque no sé si podría continuar en el equipo.

—Por dejarlo claro, ¿le pidieron que se dejase ganar?

—Sí, por supuesto, fueron órdenes de equipo. Me pidieron que me parase cinco minutos el último día, lo hicimos y ya está. Era una parte de mi trabajo, ha pasado y seguirá pasando, no hay que olvidar que yo era gregario, ¿qué hacen los gregarios en el ciclismo? Tiran a matar, se funden y luego pasa el número uno. En este caso era distinto, estábamos subiendo el puerto como el mejor, incluso mejor, pero América es importante para nuestros patrocinadores y era importante la victoria de nuestro compañero.

—¿Le dijeron que lo tenía que hacer en un momento determinado o fue cosa suya?

—Fue elección mía. No quería pararme 40 kilómetros antes pudiendo perder el podio, así que me paré a 300 metros de la línea de meta.

—El penúltimo día, cuando se puso líder, ¿ya se olía que no iba a acabar así?

—Claro. Cuando llegamos a meta y vimos que nos pusimos líderes, en lugar de alegrarnos nuestras primeras palabras fueron: 'La que hemos liado…'. Podíamos haber estado muy felices por llegar así al último día, pero realmente estábamos preocupados. Nosotros no habíamos hecho nada malo, defendíamos nuestra posición y circunstancias hicieron que Austin perdiera el liderato. Luego se habló con el equipo e hicimos lo correcto.

—¿Con qué motivación salió entonces a la última etapa?

—Intentando no pensar mucho hasta llegar a los últimos 500 metros. Hasta ahí intentamos hacer una etapa conservadora porque si teníamos que parar, para qué arriesgar. Eso sí, sabíamos que tendríamos un premio, volver a un podio del Dakar, que es muy difícil de conseguir. Era importante para nosotros, y para el equipo hacer un doblete. No pensamos en que perdimos un Dakar, solo en que hicimos lo correcto. Lloré, pero no de pena, de alegría por volver al podio después de dos años malos.

—¿Qué le dijeron el jefe y Austin?

—Solo al ver el abrazo que me dio Scott (Abraham, el propietario) al cruzar la meta, con los ojos rojos, ya me lo dijo todo. A los diez segundos me dijo: 'Ya tienes el Dakar 2023'. Le debo mucho a este hombre, lleva cuatro años ayudándome para que pueda estar en este mundo, haciendo un gran esfuerzo. Sus palabras fueron un gran premio para mi trabajo. Luego, cuando Austin llegó media hora después, me dio las gracias por mi compromiso. Me emocioné, también por volver al podio.

—¿Así que ha asegurado su continuidad en el equipo?

—Sí, ahora nos tienen que decir de qué forma. Lo que tengo claro es que me debo a South Racing porque llevo cuatro años con ellos y si tengo que pedir un sueño ahora sería estar con el mismo equipo, sin hacer de mochilero, y quiero luchar para ganar el Dakar desde la primera etapa. Ese sería mi sueño. Y en un futuro, tengo ganas de subirme a un T1, pero hay que ir paso a paso, ya estar en esta categoría es complicado.

Farrés con Ortega dentro del Can-Am de South Racing.
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Farrés con Ortega dentro del Can-Am de South Racing.

—¿Pero estaría a dispuesto a repetir el mismo papel de escudero?

—Si no tengo nada más, ¿qué hago? ¿Me quedo en casa? Si este año hubiera dicho que no iba de mochilero me habría perdido este Dakar tan bonito que hicimos. A veces vas con un papel de mochilero y luego todo cambia, vete a saber. Lo que tengo claro es que no me quiero retirar, estoy disfrutando de mi pasión. Otra cosa es que fuera con un equipo me tratara mal, pero el balance es positivo: cuatro años, dos podios y creciendo.

—Ha querido destacar en todo momento su profesionalidad y la de Diego.

—Sí, además para él era su primer Dakar y conseguimos una victoria, aunque obviamente tuvimos pensamientos… El demonio estaba ahí diciendo: '¡Tira para adelante!'. Y los ángeles respondían: 'No, no, ¡cómo vas a hacer eso!'. Pero trabajamos bien la psicología, llamé incluso a mi psicólogo durante el Dakar en esas etapas decisivas. Diego no estaba acostumbrado a estar luchando por un Dakar y tener que obedecer unas órdenes, pero nunca tuvo ninguna duda, compartimos valores.

—Además, en el otro lado de la balanza, fue un Dakar muy positivo para ustedes porque todo salió bien. No tuvieron grandes problemas, había ritmo, siempre arriba…

—Más que ir a ganar etapas, buscamos una regularidad para estar siempre en posiciones delanteras y a pocos minutos del líder. Fuimos los únicos que no tuvimos una sanción, Diego hizo un trabajo excelente, no tuvimos errores salvajes y el coche no tuvo problemas salvo en un par de enlaces. Todo se puso de cara.

—Prácticamente no corrió antes del Dakar, ¿espera que eso cambie este año?

—El año pasado solo hice la Baja Aragón, tres días de carrera en todo el año. Estamos luchando por correr más este año, hablamos con el equipo para construir el proyecto, sobre si apostar por T4 o T3 y qué carreras podría hacer. Necesitaríamos algo más de apoyo y patrocinio y vamos a intentar buscarlo para hacer un equipo español y luchar por la victoria en el Dakar.