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FÓRMULA 1

Los deberes del Renault RS20

El equipo debe corregir un monoplaza inconsistente y ciertos errores estratégicos. No hay dudas sobre el rendimiento de Alonso, que genera optimismo.

Fernando Alonso (Renault RS20). Abu Dhabi, F1 2020.
Rudy Carezzevoli - Formula 1

No habrá muchos días de descanso en las fábricas de Enstone y Viry, desde donde opera el equipo de Fórmula 1 de Renault. En sus despachos se trabaja con un doble objetivo: pelear por podios en 2021 con el primer Alpine y asentar un proyecto ganador a partir de 2022 gracias al cambio de reglas del campeonato. Son dos coches en un año que se parecerán poco entre sí, pero en el Gran Circo nadie puede desperdiciar una temporada por pensar en el medio plazo. A partir del 1 de enero se puede llevar al túnel de viento la maqueta de 2022.

El monoplaza de 2021, que aún no tiene denominación oficial, será una evolución del RS20 porque hay muchos elementos del chasis congelados por reglamento, aunque sí se pueden hacer cambios en la aerodinámica. Será fundamental corregir la falta de consistencia de los últimos meses, alternando fines de semana dominantes con pasos atrás, no siempre relacionados con el tipo de circuito. Hasta el verano, el Renault destacaba en pistas de baja carga aerodinámica (Spa, Monza) y sufría en trazados más completos (Barcelona, Portimao). El desequilibrio en función del circuito desapareció, pero los bajones no, y no siempre estuvieron relacionados con el coche: hubo estrategias mejorables. En los últimos años ha habido sucesivos cambios de personal. Al frente, Abiteboul y Budkowski, un ex de la FIA.

Sobre el motor, desde hace años se trabaja en una nueva unidad de potencia que puede estrenarse en 2021. En 2020 se aparcaron las evoluciones de la actual, que en cualquier caso ya había mejorado. Tuvieron el segundo propulsor de la parrilla por detrás de Mercedes y con ventaja sobre Honda y Ferrari, y no les afectaron negativamente las numerosas directivas de la FIA relacionadas con el flujo de combustible o la implementación de modos exclusivos para clasificación.

Alpine y Fernando Alonso

No obstante, la expectación sobre el equipo para la próxima temporada se agrupa en torno a dos focos y ninguno es el coche: el renombre de Alpine, que asumirá la herencia de un bloque campeón, y el regreso de Fernando Alonso. El asturiano, de 39 años, vuelve a la Fórmula 1 después de dos temporadas de ausencia que le sirvieron para ganar las 24H de Le Mans y Daytona, para volver a las 500 Millas de Indianápolis o participar en el Dakar. La F1 le tiene ganas y hay cuentas pendientes. En 2021, Alpine Renault espera luchar por podios con él. Alonso no tiene un coche digno de champán desde su último Ferrari, en 2014. No gana un gran premio desde España 2013 y no sube al cajón desde Hungría 2014. Es mucho tiempo para cualquier piloto, pero más para un bicampeón. Con McLaren sólo llegó a quintos puestos.

Físicamente, no hay una sola duda en el garaje: está al cien por cien y puede hacer pasar un mal rato a su compañero, Esteban Ocon. Los 2.000 kilómetros de test en Bahréin y Abu Dhabi con el RS18, más el entrenamiento final después de la última carrera (muy criticado por algunos rivales) le sitúan en completa igualdad de condiciones con el resto de la parrilla. Aunque quizás con más hambre. El briefing posterior a su test de Yas Marina se alargó y durante la sesión hizo comentarios constantes sobre los reglajes del RS20, que no le sorprendió en exceso, aunque tampoco le disgustó. Sectores del paddock cercanos a Renault esperan mucho del asturiano. "Si Ricciardo y Ocon hicieron tres podios en 2020, con Alonso se pueden hacer más...", deslizan fuentes cercanas al equipo. Fueron quintos este año en el campeonato de fabricantes.