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FÓRMULA 1

Ricciardo: "La F1 jugó con fuego"

El australiano relata cómo vivió la cancelación de su carrera de casa en Australia y admite que desde fuera es fácil pensar que no se gestionó bien la situación.

Daniel Ricciardo.
James Moy Photography Ltd.XPB

Deberían haber sido unos días muy especiales, como lo son cada vez que empieza una nueva temporada de Fórmula 1. Pero la emoción, la pasión y el espectáculo que siempre se vive en Melbourne, se transformaron en caos por el coronavirus. Pese a la delicada situación que se vivía en el mundo, la F1 estaba empeñada en celebrar su primera carrera del Mundial hasta que un positivo en McLaren dio un bofetón de realidad al paddock y el GP de Australia se canceló el viernes antes de disputar los entrenamientos libres.

Ahora, dos semanas después, Ricciardo cree que la F1 estuvo jugando con fuego esos días. "No había pensado demasiado en toda la situación del coronavirus, pero en el fondo tenía algunas preocupaciones. Definitivamente, estábamos jugando con fuego", dice el australiano a 'The Age', donde reconoce que "era fácil volverse paranoico": "Comienzas a pensar con quién hablaste, dónde estabas... Una vez que se acercaba la carrera y cuando veías lo que sucedía con otros deportes como la NBA, pensé que no deberíamos estar haciendo esto".

El piloto de Renault admite que visto desde fuera se puede pensar que la situación se pudo gestionar mejor y haber evitado el lío desde el principio, quizá no haciendo que la gente tuviera que viajar a su país, pero "desde el exterior es fácil de decir". "Incluso estando dentro sería un ingenuo si dijera que sabía todo lo que estaba sucediendo, porque muy pocos de nosotros lo sabíamos. Fue una lástima para todos, pero fue la decisión correcta al cien por cien", asegura Daniel al respecto.

Recuerda que "ese viernes por la mañana los teléfonos de todos se estaban volviendo locos", entre ellos el suyo: "Una de las personas con las que hablé fue con Max (Verstappen) para ver lo que estaba pensando hacer. Una vez se canceló, quería salir lo antes posible antes de que las cosas se convirtieran en una especie de mierda y quería saber lo que iban a hacer otros pilotos. La idea era llegar a casa a Perth, no iba a arriesgarme a ir a otro lado". Y desde allí, el domingo pensó: "Tío, debería estar en un coche de F1 ahora mismo'. Apestaba...".