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FÓRMULA 1

Mercedes contra Ferrari: la guerra de los 1.000 caballos

Mercedes refuerza su unidad de potencia, aunque filtra "pequeños problemas", en su carrera para desmarcarse del polémico motor de Ferrari.

Actualizado a
Lewis Hamilton (Mercedes W10) y Charles Leclerc (Ferrari SF90), en el GP de Italia de F1 2019.
MIGUEL MEDINA

Se hablará de presentaciones y monoplazas la próxima semana, de alerones y apéndices aerodinámicos, pero la gran batalla tecnológica permanece oculta, bajo el carenado, en forma de unidad de potencia. 2020 volverá a ser una temporada crucial para los motores y como su reglamento no se modifica de cara a 2021, todos los progresos de la fábrica sumarán en el futuro. Aquí también hay una Fórmula 1 de dos velocidades, con Mercedes y Ferrari separados de Honda y Renault. Lo realmente difícil es ordenar cada par, con diferencias mínimas y un cambio de tendencia en los últimos años.

Porque el motor alemán ha sido el gran dominador de la era híbrida con 88 victorias en 121 carreras (un 72%) y todos los títulos desde 2014. Pero desde hace dos temporadas, y enfatizando en 2019, Ferrari ha cruzado líneas rojas del rendimiento a las que nadie se había acercado antes. Lograron "una enorme ventaja en recta" visible a través de cualquier sistema de GPS que subrayaba Toto Wolff gracias a un exagerado 'modo fiesta', como se denomina coloquialmente a la máxima potencia a una vuelta (Leclerc y Vettel sumaron nueve poles, Mercedes hizo diez repartidas por igual entre Hamilton y Bottas). Un salto de prestaciones tan grande sobre una reglamentación madura levantó sospechas y suspicacias y tuvo su punto álgido cuando se empezó a señalar con el dedo (Verstappen habló abiertamente de "trampas")... con sucesivas investigaciones de la FIA que no han encontrado ilegalidades. Ahora, en invierno, le toca mover a Mercedes.

Según las informaciones de este medio, no estaba en el plan lanzarse a explorar la arquitectura del motor Ferrari, con una doble batería que difiere del diseño de Mercedes, porque la suya ya es una unidad de potencia que cumple con los más altos estándares de calidad, prestaciones y fiabilidad. De todas formas, el máximo responsable de la sede de Brixworth, Andy Cowell, confirma ahora "mejoras globales, en el sistema de recuperación de energía y también en el motor de combustión", mientras buscan "pellizcos de prestaciones". Todo en orden, aunque en la misma comunicación oficial del equipo habla de "algunos pequeños problemas para poner todo junto y mucho trabajo construyendo la especificación adecuada".

No es un secreto que para una escudería que domina cada flanco de la Fórmula 1, incluido el político, el único dolor de cabeza reciente residió en la diferencia de las unidades de potencia en esta parrilla. Ferrari además ha asegurado que este año han rediseñado su dispositivo porque han encontrado "mucho margen de mejora", en palabras de Binotto. Lo que no dice el suizo es si ese cambio viene motivado por las directivas de la FIA, para corregir un sistema alegal, o por el ingenio de sus técnicos.

¿Qué se puede esperar para la temporada 2020? De Ferrari nadie sabe, es toda una incógnita. Según una fuente con acceso a esta clase de informes, "su velocidad punta cambió enormemente a partir de Austin", coincidiendo con la directiva de la FIA que prohibía alteraciones repentinas en el flujo de la gasolina. No obstante, incluso si hubieran perdido potencia por esa causa, no presentarán un motor vulgar en 2020 y amenazan con ser la referencia de nuevo. ¿Y Mercedes? Quienes conocen de verdad la arquitectura de su propulsor deslizan que hay mucho por extraer aún, que apenas se le ha exigido en situaciones comprometedoras o al borde de la rotura, de hecho Hamilton se pasó buena parte de la temporada suplicando "más potencia disponible" a sus ingenieros, porque la hay. Al margen de Verstappen y Lewis, de Leclerc y Vettel, se avecina otra guerra entre fabricantes al más alto nivel, alejándose cada vez más de la frontera de los 1.000 caballos.