"Los camiones son flipantes"
Albert Llovera regresa al Rally Dakar tras dos años de ausencia con un camión competitivo del Petronas Team De Rooy Iveco.
Después de perderse las dos últimas ediciones, la de 2018 por lesión y la de 2019 por falta de presupuesto, Albert Llovera (52 años) no pensaba acudir al Dakar… hasta que llegó una propuesta que no pudo rechazar, la del Petronas Team De Rooy Iveco de la leyenda holandesa (15 dakares y dos victorias en camiones). Así, el andorrano, afectado por una lesión medular consecuencia de un accidente de esquí, vuelve al desierto con un camión y un equipo (Marc Torres y Ferrán Marc como copilotos) con el que hacer algo interesante.
-Vuelve al Dakar, ¿cómo se siente?
-Con muchas ganas. No tenía pensado ir porque el cuerpo me queda muy dañado y ya lo tengo bastante de muchos años. Estaba más para hacer cosas de rally o rallycross, que ya me iba bien, me llamaron tres equipos y les dije que no, pero luego vino este y es otra cosa. Es una oportunidad y yo soy de los que las aprovecha, nunca digo que no.
-¿Es un buen equipo para aspirar a hacer algo interesante?
-Sí, tendré que estar muy atento. En principio iba como cuarto piloto, pero en los test que hice en Marruecos me pasaron a tercero y me sentí más importante dentro del equipo. Además, me siento muy bien con mis copilotos.
-Así que se ve perfectamente preparado y con un proyecto muy sólido.
-Sí, sí. Lo único es que me hubiera gustado hacer más kilómetros, pero estoy acostumbrado a subirme en el último día y arrancar.
-¿Si no le hubiera salido este proyecto, correría el Dakar?
-No. De las otras tres opciones, dos eran en camiones y otra en un buggy, pero no me convencían, aunque los buggys son muy divertidos.
-¿Más que los camiones?
-Los camiones son 'flipantes', porque nunca te esperas por dónde pueden pasar ni la velocidad que alcanzan. Lo que tiene bueno el mío es que tiene cambio automático, fue la primera pregunta que les hice. El día que lo cerramos todo fue en la última carrera del Mundial de Rallycross y me dijeron que había corrido mucho, así que estaban atentos a los que hacía. Yo hago de todo: asfalto, tierra, nieve… Es importante ser polifacético, si me dan cualquier botijo, me subo, lo adaptamos y empezamos a hacer cosas (ríe).
-Cuantas más cosas se hagan, más se aprende…
-Me divierto y aprendo. Es una ventaja. La gente solo quiere ir hacia arriba cogiendo coches cada vez más potentes, pero la escuela está en todas partes. Mira a Alonso, va buscando otras cosas y se divierte mucho. Todo te llena. Yo me considero un privilegiado.
-¿Qué tal lleva la preparación?
-Cada año hago la preparación física pensando en el Dakar. Ahora estoy hecho una bestia, me subo por las paredes (risas). Mi entrenador es el mismo desde hace 20 años. Estos días hago dos entrenamientos, y lo hago todo a la inversa… Tantos años conduciendo y entrenando en la misma dirección, hacia adelante, pues ahora trabajo hacía atrás: los dedos, en lugar de apretarlos, los abro, los brazos los tiro hacia atrás. Es para compensar.
-Con ese estado de forma y un buen camión como el que tiene, ¿cuáles son sus expectativas?
-Hay cuatro Kamaz, tres Maz y luego estamos nosotros cuatro. Vamos a estar 12 o 14 bastante bien. Me gustaría estar lo más arriba posible, pero primero tengo que ayudar a los de delante. Al principio también necesito saber dónde están los límites del camión, que con los tres días de Marruecos no he tenido bastante. No me quiero calentar de entrada, soy de corazón latino (ríe).
-¿Le hubiera gustado volver a Sudamérica o ve bien el cambio a Arabia Saudí?
-Podré decir que he corrido en todas partes: África, Sudamérica y ahora Arabia. Para mí es un placer poder estar en todos los sitios… lo que haya es lo mismo para todos. No me como mucho la cabeza en esto, si hay que ir allí, se va.
-Pero seguro que le habrá echado un vistazo al recorrido, ¿espera que sea muy duro?
-El único inconveniente que le veo es la noche, porque los camiones salimos tarde. Tampoco me gustan mucho los ríos secos por las rocas. Al no tener abdominales ni paravertebrales que me aguanten la parte superior del cuerpo, me quedo como si me hubieran metido en una lavadora. Por lo demás… en los camiones lo que hay que procurar es no parar porque se pierde mucho tiempo. Ah, y tengo una novedad: llevaré el primer camión de la historia con pistones hidráulicos para levantarlo.
-Antes mencionó a Alonso, ¿qué le parece la atención mediática que va a generar?
-Genial. Va a alimentar mucho más al Dakar, donde va lo hace crecer. Sobre todo me alegro por él, porque en la F1 los pilotos viven un tipo de vida que no sé ni si se divierten, y lo que está haciendo de ir probando diferentes cosas me parece genial porque yo también soy así. Pero que venga al Dakar… es que no tiene nada que ver. Como persona y deportista le va a ir genial.
-¿Lo va a hacer bien?
-Creo que sí. No para ganar, aunque igual en una etapa da el susto, aunque son muy largas. Tiene que estar atento del kilómetro uno al ocho mil.
-Al que verá peleando arriba será a Sainz, ¿no?
-Sí, sí, creo que estará arriba del todo. Si ha vuelto es para ir con ganas, cada vez que le veo está más fuerte. Seguro que piensa todo el año en el Dakar.
-Si a Sainz le queda cuerda para rato, ¿cuánta le queda a Albert Llovera?
-Mientras los dedos, las manos y el cuerpo vaya aguantando y los patrocinadores estén ahí, creo que voy a seguir dando gas. Ahora me siento muy apoyado y eso me hace sentir muy bien, porque con todos los años que he trabajado ves que hay un resultado detrás.