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MOTOGP | GP DE SAN MARINO

La crisis de Lorenzo comenzó hace un año justo en Misano

Llegaba de ganar en Austria y una caída a dos vueltas del final abrió una racha negra con caídas y lesiones, más el desembarco fallido en Honda.

Misano
La mala racha de Lorenzo comenzó en Misano.
Enric Fontcberta

En Misano se cumple un año natural de la crisis que atraviesa Jorge Lorenzo. Fue justamente en el GP de San Marino de 2018 cuando el pentacampeón arrancó un calvario personal, repleto de caídas, lesiones y falta de adaptación a su nueva montura, que aún perdura, cambiando radicalmente su estado de forma.

El mallorquín llegaba al Marco Simoncelli la temporada pasada como ganador de la carrera anterior, la de Austria (Inglaterra no se disputó) y su buena racha con la Ducati, prolongada con la consecución de la pole, se rompió con una caída a dos vueltas del final, cuando peleaba con Márquez por la segunda plaza detrás de Dovizioso.

La cita italiana dio paso a la de Alcañiz, donde se fue al suelo a la salida de la primera curva, a su modo de ver por culpa de Márquez, y con lesión en un pie que le hizo llegar entre algodones a Tailandia. Allí pudo subirse a la Desmosedici con tan mala suerte que el viernes por la tarde una avería en su moto le lanzó por los aires y se lesionó un brazo. El sábado por la mañana anunciaba que abandonaba el GP y que probaría en Japón, donde en una sola vuelta sintió que no podía pilotar. Eso hizo que regresara a casa para ser operado, saltándose también la carrera de Australia.

Lorenzo reapareció en Malasia, pero tras la jornada del viernes decidió que era mejor parar y le sustituyó Pirro. Reapareció definitivamente en Valencia, pero hizo de esa carrera un trámite a la espera del estreno al manillar de la RC213V. Fue undécimo en el Ricardo Tormo, dando paso así a una pretemporada en la que fue noticia por romperse el escafoides de su brazo izquierdo, haciendo dirt track, a pocos días de su presentación con el equipo Repsol Honda. Esa fea lesión le obligó a perderse el importante test de Sepang. Pudo hacer el de Qatar, pero en la primera carrera sufrió otra fea caída en los entrenamientos, haciéndose daño en las costillas.

A partir de ahí, ausencia de resultados importantes con la Honda, sin acabar nunca entre los diez primeros, y con la mala suerte de liarla en Montmeló, al caerse y tirar con él a Dovizioso, Maverick y Rossi, y volver a hacerse daño... Primero se dio un fuerte palo en el test de Montmeló y a finales de junio se cayó en los libres del GP de Holanda, sufriendo fracturas en dos vértebras. Eso le hizo perderse las carreras de Assen, Alemania, República Checa y Austria. Reapareció en el GP anterior, el de Gran Bretaña, con muchos dolores y molestias, para acabar el decimocuarto.

Resumiendo, en este año natural, Lorenzo ha sufrido cuatro lesiones, se ha perdido ocho carreras y ha estado alejado del podio. Y todo eso sin entrar en el malestar que ha generado en Honda algunos de sus comportamientos, como ha dejado entrever Alberto Puig recientemente (“el problema de Jorge es de coraje y de voluntad”), por sus coqueteos con otras fábricas con contrato en vigor o la foto que publicó en las redes sociales desde las Maldivas cuando estaba de baja. Tanto molestó esto último, que le pidieron desde Honda que la hiciera desaparecer pero, según cuentan, dijo que no podía hacerlo porque era un viaje patrocinado. Ahora, en Misano, circuito en el que ha ganado cuatro veces, una en 250cc y tres en MotoGP, tiene otra oportunidad para intentar salir del pozo en el que se encuentra justamente desde Misano.