Hamilton reina en el caos
Carrera dura en Silverstone con victoria de Lewis por delante de Bottas y Leclerc, que se defendió al límite de Verstappen. Choque Vettel-Max. Sainz remontó hasta el sexto.
Himno a cappella, nubes respetando, asfalto impecable y coloreado con betún, gradas llenas. Cinco semáforos encendidos y un último suspiro, la calma antes de la tormenta perfecta. Tormenta seca en Silverstone, de verano, pero de rayos, truenos y centellas y veinte pilotos con el cuchillo entre los dientes. El primero, quien ganó, Hamilton, más agresivo que nunca desde la salida, presionando todo lo que se puede a un compañero de equipo porque debía hacer historia y ser el piloto con más triunfos en su casa. ‘Show’ de Lewis persiguiendo a Bottas, aunque al final venciera la carrera gracias a la estrategia de su tardía parada por un coche de seguridad.
Pero las chispas por el liderato fueron caricias en comparación con la salvaje batalla que ocurrió detrás. Primero Leclerc, cumplida la decena de vueltas, con Verstappen, segundo episodio de dos enemigos íntimos que ganó en la pista el monegasco defendiéndose al límite de un Red Bull con mucho, mucho más ritmo. Encerró a ‘Mad Max’ en varias intentonas rozando todas las ilegalidades, pero después de Austria, de alguna forma, se había ganado ese derecho.
Entonces peleaban por la tercera posición, volverían a encontrarse a mitad de la prueba cuando Giovinazzi encalló en la grava y provocó el ‘safety car’ que lo cambió todo: Valtteri se despidió de sus opciones de triunfo desde la pole porque Lewis aún no había cambiado gomas y se encontró con una gran ventaja de tiempo. Lo mismo le sucedió a Vettel, quien se plantaba tercero por delante de los dos Red Bull y del pobre Leclerc, obligado a remontar por culpa de la lentitud de su muro. Y Carlos Sainz, que había adelantado a los dos Alfa Romeo en la salida, se encontraba por delante de toda la zona media gracias a la muy buena estrategia de su equipo, manteniéndolo en el asfalto con el Pirelli medio mientras el resto de deslizaba con el blando.
Así que volvieron a sonar tambores de guerra: Verstappen contuvo al fiero Leclerc, Gasly se abrió y entonces se fue a por 'Seb'. Llegó a adelantarlo cuando el alemán, separado por milímetros, se tragó al holandés en una frenada temprana que no se esperaba, grave error. Los dos a la grava, tremendo golpe, pero apenas hubo daños para el RB15, que acabó quinto la carrera. El mágico Charles ya había dado cuenta de Gasly, aunque el francés a pesar de todo hizo su mejor carrera de la temporada. Podio para el ferrarista, más que merecido fajándose en casi todas las batallas.
Unos segundos por detrás, Carlos Sainz se defendía a cara de perro frente a Ricciardo, que tenía un Renault volador y unas prestaciones suficientes para haber adelantado al McLaren casi en cualquier otra ocasión. Con Norris sí que pudo, pero Carlos ya se había puesto el traje de las remontadas: del 13º en parrilla al 6º en meta para consolidar, aún más, su 7º puesto en la clasificación, primero de la clase media. El público que llenó Silverstone enloqueció porque ganó Lewis, seguido de Bottas y Leclerc, pero sobre todo porque la Fórmula 1 fue una vez más el mayor deporte-espectáculo del planeta.