Este pasado sábado por la tarde, a eso de las cinco, en el Motorland de Aragón, Héctor Barberá comenzaba a comentar con su entorno más cercano que el domingo no iba a correr la carrera de Supersport (SSP). El motivo, la poca fiabilidad de su Yamaha R6, más en concreto del motor. La falta de recursos económicos de la escudería para la que estaba compitiendo, el Team Toth by Willirace (este último el patrocinador que iba a financiar el proyecto y que se bajó a última hora), escudería húngara propiedad de la familia Toth con el expiloto del Mundial Imre Toth como team manager, había hecho que ya tuviese problemas técnicos tanto en la primera prueba disputada en Australia, donde Barberá finalizó cuarto, como enTailandia, séptimo. La falta de piezas habían llevado al propulsor al límite, por lo que el valenciano había decidido no asumir el riesgo de subirse a una moto que podía ser un peligro tanto para él como para sus competidores.
“Yo mismo fui avisado por mucha gente del paddock antes de empezar la temporada del tema de los impagos por parte del equipo, pero por ignorante que parezca me dejé llevar por la ilusión y acepté la oferta. Ahora mismo lo único que sé es que estoy sin trabajo, que me deben bastante dinero que difícilmente voy a cobrar, y que la prensa está castigando a alguien que no lo merece para nada”, concluye Vidal sobre Barberá, que ha decidido no hacer por el momento declaraciones sobre este incidente para no verse aún más expuesto de lo que está tras una historia que le ha dejado fuera del Mundial, aunque a día de hoy sigue explorando la manera de no dejar de competir.