Laia Sanz , increíble 11º puesto final en la clasificación del Dakar a pesar de haber llegado sin apenas pretemporada, recuperándose de las secuelas de una complicada mononucleosis. Sufrió, no siempre se divirtió, pero aguantó hasta la meta de la última especial en Pisco. Llegó quejándose del tobillo, pero se le olvida cuando comprueba que este ha sido su segundo mejor resultado de siempre en la carrera del desierto, sólo detrás del 9º logrado en 2015.
Si le dicen que va a acabar undécima antes de empezar este Dakar...
No me lo creo. Ha sido uno de los mejores años por resultado, no es en el que he corrido más pero al coger un ritmo tranquilo no he tenido problemas ni etapas muy complicadas. No lo hubiese imaginado hace un mes así que no puedo estar más contenta.
Debía salir el último día con el cuchillo entre los dientes, porque Benavides podía quitarle el 11º.
Sí, sabía que estaba ahí, además en torno al kilómetro 45 me hice daño en el pie y tuve que aflojar. Está bien que haya sonreído la suerte, un 11º está genial.
De todos sus dakares, ¿en qué puesto pone este?
Muy especial, seguramente el que más. No había estado tan nerviosa en la última etapa en todos los que he corrido. La primera semana aguanté bien, pegué el bajón con un par de etapas en las que sufrí mucho después del día de descanso pero en estos últimos días estuve mejor otra vez. En carrera tengo la cabeza dura, me transformo un poco y me motivo mucho. Estoy muy sorprendida por el resultado y agradecida al equipo y a la gente que me ha aguantado estos meses complicados.