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MOTOCROSS | LA INTRAHISTORIA

Jorge Prado: así fue el día después del campeón

El lucense espera celebrar el título de MX2 con un buen resultado delante de su familia y su afición en el MXGP de Ímola.

Italia
Jorge Prado posando con un ejemplar de As en Ímola.
Diario AsJesús Balseiro

"¿Preferías ser campeón el domingo?", pregunta el speaker, y Jorge Prado responde con la misma contundencia que emplea en las salidas de las carrera: "¡Prefiero ser campeón!". Porque superada la sorpresa inicial, el extraño sentimiento de saberse ganador cuando tu máximo rival no va a acudir a la cita definitiva, la alegría del piloto lucense es total y la celebración también. Prado, que vive en Roma, llegó el jueves a Ímola y en el coche se enteró de la retirada de Pauls Jonass. Y ayer acudió ya al circuito como campeón del mundo para cumplir con los primeros compromisos junto a su padre, Jesús.

Se desplaza en patinete, alguien le detiene cada pocos metros, pero responde a todos. Tuvo tiempo, entre otras cosas, para revisar el ejemplar de As que titulaba en sus páginas de motor: 'Jorge Prado ya es campeón del mundo’. Por la tarde llegaron desde Bélgica su madre, Cristina, y su hermana, Cecilia, a los que se unieron dos amigos del piloto ataviados ya con la bandera de España que lucirá su grada. Hoy aterrizarán en Italia sus cuatro abuelos.

El paddock del Mundial de Motocross es tranquilo en el viejo circuito de Ímola, un trazado histórico para la Fórmula 1 que deja entrever el paso del tiempo en sus tribunas y edificios. Sólo hay ruido en el motorhome del Red Bull KTM, allí después de la cena se reunieron todos los miembros del equipo, a la cabeza los pilotos: Tony Cairoli, el Valentino Rossi del Motocross; Jeffrey Herlings, recién coronado campeón de MXGP; Glenn Coldenhoff y la estrella del día, Prado, que recibió un aplauso de todo el staff. Faltaba Jonass, que se recupera de su operación de rodilla y que, de alguna manera, ha querido librarse del mal trago de ceder la corona en la pista ante el emergente campeón. Sí estaban los responsables de la escuadra austriaca y entre los invitados, alguna leyenda de este deporte como Joel Smets.

Fue una celebración breve, informal, mientras se prepara la que llegará mañana en la pista: cerca de un centenar de aficionados se han desplazado desde España para arropar a Prado en la última carrera del Mundial y junto a ellos habrá una traca cuando termine la carrera, a ser posible con una victoria. Hoy hay entrenamientos y la manga de clasificación que determina la colocación en las vallas de salida, aunque a Jorge no le importa mucho ese detalle, suele clavar todas sus arrancadas sin ser decisivo el punto de partida. El circuito, diseñado y construido expresamente para esta carrera, está listo con terreno duro y una cuesta de infarto. Y Prado quiere ganar a lo campeón, lo que es.