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MOTOGP I GP DE ARAGÓN

Nadie tose a Márquez en su casa, ni siquiera un gran Dovi

Ha firmado su sexta victoria del año, allanada a las primeras de cambio por la caída de Lorenzo, pero cimentada en una gran batalla ganada a los Andreas.

Alcañiz
Repsol Honda Team's Spanish rider Marc Marquez celebrates with supporters after winning the MotoGP race of the Moto Grand Prix of Aragon at the Motorland circuit in Alcaniz on September 23, 2018. (Photo by JOSE JORDAN / AFP)
Repsol Honda Team's Spanish rider Marc Marquez celebrates with supporters after winning the MotoGP race of the Moto Grand Prix of Aragon at the Motorland circuit in Alcaniz on September 23, 2018. (Photo by JOSE JORDAN / AFP)JOSE JORDANAFP
DORNA

Otro carrerón de MotoGP para el recuerdo. Ahora ha sido en Alcañiz, en el espectacular circuito de MotorLand, que ayuda mucho a ver espectáculos como el de hoy, pero por encima de todo lo que le da a este campeonato un plus es el tesón, la bravura, la casta, la osadía y el atrevimiento de un campeón que no sabe de calculadoras y sí mucho de correr con el corazón. Márquez, a pesar de comparecer a la parrilla del GP de Aragón con 67 puntos de ventaja sobre Dovizioso, se ha jugado el bigote con él, y por momentos con Iannone, como si nada más que hubiera en juego la victoria, cuando en realidad hay todo un título mundial esperándole con los brazos abiertos.

Marc ha logrado su sexta victoria de la temporada, la tercera consecutiva en esta pista, para demostrar que nadie le tose en su casa, más suya todavía desde que el jueves pusieron su nombre a la curva 10 del trazado, con monumento incluido. El del Repsol Honda no quería permitir que ultrajaran su jardín y por eso no le importó pasarse y repasarse con Dovi, aunque ello le costara salirse ligeramente de la pista en la vuelta 18. Fue una maniobra en la que volvió inmediatamente a la pista para ponerse de nuevo primero, recortando el siguiente viraje de izquierdas, pero lo hizo tan colado los Andreas le hicieron un sándwich y le pasaron cada uno por un lado.

Quedaban aún cinco vueltas por delante y rápidamente volvió a la carga, demostrando que iba a por nota. Eso lo entendió también Dovizioso, que empezó la última vuelta a tres décimas de la rueda de su rival y la acabó a algo más del doble. Entregó la cuchara para conformarse con la segunda plaza, porque nadie mejor que él sabía que en esta ocasión Márquez era invencible.

En el colosal espectáculo se echó en falta a Lorenzo, que salió por orejas en la primera curva de la carrera y fue evacuado de la pista en camilla, conociéndose después que se dislocó el dedo gordo del pie derecho. Visto desde fuera, parece que le desconcertó la pasada que le hizo Márquez en la salida, recortando por dentro el viraje y sin importarle salir luego abierto de él, tanto que pisó lo verde.

Eso lo aprovechó Dovizioso para ponerse en cabeza y, por un instante, en la vuelta 12, pareció que emprendía la escapada. Llegó a tener 0.754 de ventaja sobre Marc, pero dos vueltas después éste le daba caza y le superaba. Ahí comenzaron una sucesión de adelantamientos entre ellos que les hizo ralentizar la marcha, lo que permitió que las dos Suzuki llegaran a ellos. Estuvo más incisivo Iannone que Rins y el español se tuvo que conformar con la cuarta plaza, por detrás de Marc, Dovizioso y Iannone.

El más feliz de todos, lógicamente, era un Márquez que lo celebró por todo lo alto en la vuelta de honor, más feliz por volver a ganar que por los 72 puntos que ahora tiene de ventaja sobre el de Ducati. El único pero, si es que realmente lo es, fue que no se fabricara aquí una bola de título para Tailandia, pero ya lo hará allí.

El segundo pelotón lo lideró Pedrosa, por delante de un gran Aleix. Meritorio fue el octavo de Rossi, porque salía decimoséptimo, y no se puede decir lo mismo del décimo de su compañero Maverick, que salía decimocuarto. Esta Yamaha es un botijo, para las dos, pero Rossi al menos sacó la vergüenza torera.

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