Se pueden tener planes, pero después está la vida. Igual ocurre con Alonso. Se pueden tener sospechas, pero después decidirá el asturiano. No se va a retirar Fernando si gana, si puede luchar en una curva con Hamilton, en otra con Vettel y en la siguiente con Verstappen. Imposible. Porque además de ganar eso supondría divertirse. Emocionarse. Y si eso pasara de nuevo la Fórmula 1 sería el deporte más grande y las 24 Horas de Le Mans una carrera de leyenda, pero no “la más importante del mundo”, como ahora… Que esa utopía suceda depende de McLaren.
Sin embargo esta temporada, a pesar de la evidente mejoría, sigue lejos de los mejores, a segundo y medio o incluso dos segundos en algunos momentos de Mercedes, Ferrari y Red Bull. Demasiado. Y Alonso se ha cansado de esperar. Lógico. La esperanza está puesta en la segunda parte de la temporada y en ir dando pequeños pasos hasta lograr un objetivo imposible.