Agag ha creado un imán atrayente en el automovilismo
La Fórmula E crece sin parar y por ejemplo Hugo Boss ha aparcado 35 años en la F1 para recalar en el certamen eléctrico.
La Fórmula E nació con la firme idea de encontrar su hueco en el automovilismo. Muchos la miraron con desdén, incluso con desprecio. Hoy se inicia en Hong Kong la cuarta temporada eléctrica y la apuesta de Alejandro Agag no solo se ha posicionado sino que se está convirtiendo en la competición en la que todos quieren estar. Es un tremendo imán de marcas, patrocinadores, ciudades...
Mientras la F1 ve como su poderío va perdiendo seguidores y lucha por mantener los grandes constructores, el WRC perdió a un transatlántico como Volkswagen, el WEC dijo adiós a Peugeot y Porsche, el DTM se prepara para la despedida de Mercedes y las dudas de Audi y BMW, el Dakar vivirá su última edición con Peugeot, las World Series desaparecen o el WTCC aguanta a la deriva... la Fórmula E no para de agregar integrantes a una idea cuyos puntos más básicos son costes muy ajustados y una tecnología que lucha de la mano de la sostenibilidad y el respeto con el medio ambiente.
Audi, Venturi, DS (Citroën), Mahindra, Jaguar, Renault (que en la quinta temporada dará el testigo a su socio japonés Nissan), BMW, Faraday Future, NextEV, Mercedes, Porsche... ya forman parte o han anunciado su llegada próximamente. Nueva York, Roma, Montreal o París albergan citas eléctricas por sus centros urbanos; Suiza ha cambiado su legislación para tener una cita en Zúrich en un país que ha tenido prohibidas las competiciones de motor durante 60 años; y patrocinadores importantes como Hugo Boss (que ha dejado la F1 tras 35 años de presencia), DHL, Julius Bar, Michelin, TAG Heuer, Visa, Qualcomm o Allianz han desembarcado y lucen con orgullo su logo, y aportan sus millones, en la Fórmula E.