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FÓRMULA E

Alejandro Agag: “La gente no creía que fuéramos a existir”

“En la comunidad deportivo-financiera esto se ve como una vía sólida”, manifiesta el CEO de un campeonato que es realidad pese a los escépticos: “Iremos convenciendo a todos”.

Alejandro Agag explica los secretos del monoplaza a Jean Todt, presidente de la FIA, y Alberto II de Mónaco.
Fórmula E

Está al frente de la nave, de ese ambicioso proyecto que consiste en traer el futuro del motor hasta nuestros pies. Alejandro Agag (Madrid, 18-9-1970) es el CEO de la Fórmula E, que afronta las tres últimas citas (Berlín, este fin de semana, Moscú y Londres) de su temporada de debut. Ilusionante. Electrizante.

—¿Se están cumpliendo las expectativas?

—Sí, con creces. Era un proyecto muy difícil, complicado, en el que había que organizar muchas carreras seguidas. Suponía un desafío organizativo enorme, también financiero y deportivo, y lo hemos cumplido. El campeonato está en su punto máximo, con nuevos accionistas uniéndose al proyecto, con los equipos entendiendo cada vez mejor el uso de las baterías y la energía, con seis ganadores diferentes y la lucha por el título muy cerrada.

—¿Cuesta más tocar a la puerta cuando se hace con la etiqueta verde del futuro, la gente aún es reacia a la innovación?

—Al principio la gente no creía que fuéramos a existir. Cuando lanzamos la idea muchos pensaron ‘estos no llegan a organizar una carrera’. Luego creían que existiríamos, pero que duraríamos poco. Y ahora, que vamos a existir y a durar mucho. Y que probablemente esto sea el futuro. Y una buena muestra de ello es el patrocinio de compañías como Visa, a la que hemos presentado en Mónaco; son señales inequívocas de que en la comunidad deportivo-financiera esto ya se ve como una vía sólida.

—Había que estar en Mónaco, aunque el perfil de las ciudades de Fórmula E es otro. ¿Un reto personal o del campeonato?

—Pues una mezcla. Yo he ganado aquí cinco veces con mi equipo de la GP2, es un circuito emblemático, queremos ser el futuro del automovilismo y esta es, como si dijéramos, La Catedral, la tradición. Ha tenido un papel fundamental el Príncipe Alberto, que a través de su Fundación está muy comprometido con la causa medioambiental y ha sido un gran apoyo para poder correr aquí, que no ha sido fácil. Porque aquí, en Mónaco, no corre cualquiera.

—Pero en esas vidas paralelas de la Fórmula E y la F-1, la carrera coincidió con el GP de España en Montmeló. ¿Es imposible evitar coincidencias?

—Es mala suerte. Exacto, nosotros no queríamos que coincidiera, pero no había fechas, porque en Mónaco sólo nos cedían el circuito dos semanas antes de la F-1. Lo intentamos hacer una semana antes, pero no pudimos, porque los camiones de la F-1 salían de Barcelona el domingo por la noche y llegaban el lunes, con lo cual no podíamos retrasar la carrera una semana más. Y, además, nuestra siguiente carrera, en Berlín, coincide con el GP de Mónaco de F-1. De todos modos son complementarios, porque nosotros corremos los sábados y ellos los domingos. Ni siquiera se solapa con la calificación de la F-1, porque nosotros corremos a las cuatro. Es decir, que si uno quiere una buena tarde de coches puede ver la calificación de la Fórmula 1 y luego la carrera de la Fórmula E.

—Ha llegado a decir que hay 180 ciudades interesadas en la Fórmula E. ¿Tanta cola hay? ¿Es real?

—Sí. La cifra que doy es de 180 ciudades interesadas, evidentemente hay unas que han preguntado y otras con las que realmente estamos negociando. Pero sólo podremos añadir una o dos al año. Tener tantas opciones está muy bien, sobre todo porque antes éramos nosotros los que íbamos a pedir a las ciudades que nos dejaran correr. Por dar un ejemplo, tres delegaciones suizas estuvieron en Montecarlo compitiendo por llevarse la carrera. En Suiza han cambiado la ley, estaba prohibido correr durante décadas. El parlamento lo ha aprobado, sólo para la Fórmula E.

—Pero el número factible de carreras o ciudades al año en el campeonato, ¿cuál sería?

—Dieciséis o dieciocho... más bien dieciséis que dieciocho.

—¿Y alguna especialmente extraña al mundo del motor?

—Extraña, extraña... no. Pero la que esperamos anunciar pronto, estamos negociando y falta el último permiso del departamento de tráfico, es París. Para nosotros es una ciudad muy importante, parte de la tecnología del campeonato es francesa. Sería espectacular.

—Esa raíz francesa está también en los motores (Renault), ¿habrá nuevos constructores?

—El año que viene habrá motores distintos, seguiremos con esta batería y en el tercer año habrá una nueva. Se abre el espectro tecnológico, pero hay que hacerlo de un modo gradual, porque si lo abrimos demasiado los costes se disparan y morimos antes de llegar.

—¿Ha habido algún organismo o empresa cuyo acercamiento les haya sorprendido?

—Muchas. La primera fue Qualcomm, la mayor compañía de chips del mundo y que se unió a nosotros cuando prácticamente no existíamos, éramos una idea. O nuestros nuevos accionistas, Liberty Global y Discovery Communications, la mayor compañía de televisión por cable del mundo.

—¿Cómo convencer a los escépticos, por ejemplo a Vettel, de que esto es una realidad?

—Hay que hacerlo poco a poco, acercarse al campeonato. Cuando la gente ve una carrera cambia de opinión. En Buenos Aires, el titular de portada de Clarín al día siguiente era ‘La carrera le ganó al silencio’. Iremos convenciendo a la gente, incluso a Vettel.

—Años y años tratando de jubilar a Bernie Ecclestone, pero no se va. Y en las quinielas de posibles sucesores suena su nombre. ¿Qué piensa cuando lee esas informaciones?

—Hombre, me causa curiosidad. Pero yo tengo un compromiso con la Fórmula E, no sólo compromiso, tengo un contrato con la Fórmula E que me impide irme a la Fórmula 1. Por tanto, esa opción ni siquiera existe.

—Esta pregunta está ligada a su apellido. No sé si con otra persona al frente de la Fórmula E, España tendría más protagonismo...

—Puede ser.

—Ha habido interés de alguna ciudad en concreto?

—Ha habido un par que se han interesado.

—Pero es raro que haya tres suizas y sólo dos españolas, cuando en España organizamos Fórmula 1 o cuatro citas del Mundial de MotoGP...

—Sí, totalmente, pues quizá sea por mi circunstancia personal.

—¿Lo percibe usted?

—No lo percibo, pero puede ser. Es que no es fácil, ¿qué voy a hacer yo, una carrera en Madrid? ¿Y con quién lo hablo, con la alcaldesa, que es mi suegra? Es un lío.

—Pues quedémonos con el mensaje de la Fórmula E. ¿Cómo vendería el campeonato al aficionado español?

—Pues debo centrarme en él, porque en España hay mucha afición al motor y estamos teniendo éxito en muchísimos países, pero en España no. Sobre todo porque no tenemos un buen socio para retransmitir las carreras. Y por eso están gratis en YouTube, que es un concepto que me gusta, poner las carreras gratis en Internet, me parece que es el futuro. Y por otro lado, decirle que las carreras son emocionantes, los pilotos muy buenos y que los aficionados al motor tienen en la Fórmula E una alternativa con una tecnología distinta y espectacular.

—¿Ese es su mercado, el de los jóvenes?

—Sí, el de YouTube, el de la generación del milenio que se mueve mucho más en el espacio digital. Por ahí queremos ir.