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MOTOCICLISMO

Las siete conclusiones del GP de Valencia

Un gran año en lo deportivo, aunque triste a nivel humano, con tres campeones que empiezan por ‘M’: Márquez, Morbidelli y Mir.

Las siete conclusiones del GP de Valencia
Kai ForsterlingEFE

Un gran año en lo deportivo…

Se acabó el curso 2017 y deparó una cosecha espectacular de carrerones, de esas que se recordarán con el paso de los años. MotoGP, por momentos, vivió la temporada más ajustada de la historia, lo que da más valor todavía al título de Márquez. Ganando él ganó el de casi siempre, porque lleva cuatro años haciéndolo de los cinco que están en la parrilla. Con su sexto título se ha metido en el top ten de los más laureados de la historia y es el mejor de todos los tiempos a su edad, a los 24 años, porque con esas primaveras Rossi había ganado uno menos que él. Además de las impresionantes cifras, lo que queda es su casta, esa valentía interior que le impide jugar al empate por el fuego sagrado que conserva en su interior, como dice Alfredo Relaño, incluso cuando le vale ser undécimo para salir campeón. Ese hambre de victoria le llevó a una semicaída que libró a 160 por hora e inclinado a 64 grados, lo que dio más emoción y grandeza a su conquista. Llegó a estar en dos ocasiones a 37 puntos de distancia del liderato y ha acabado ganando justamente por 37 puntos sobre Dovizioso, otro al que hay que hacer un monumento por su enorme año. No me extraña que haya quien le llame Profesor.

…Pero muy triste por luctuoso

Hablaba con Carmelo Ezpeleta en la parrilla de MotoGP sobre el gran año que habíamos vivido y el sheriff me hizo un matiz importante: “Ha sido un año muy triste por tanta pérdida como hemos tenido”. Muy cierto. Todos cambiaríamos una fea temporada porque siguieran entre nosotros el Maestro Nieto, Hayden, Kieffer (propietario de equipo en Moto2) y Guidetti (fotógrafo del campeonato). Pero la vida sigue, y mejor que lo haga con tanto carrerón como el vivido este año en MotoGP. En mi podio de las mejores de la temporada no caben sólo tres y me permito hacer uno de cuatro: 1 Japón (duelo Dovi-Marc bajo la lluvia). 2 Austria (otro duelo Dovi-Marc en seco). 3 Australia (al más puros estilo Moto3). 4 Francia (batalla tremenda entre Maverick y Rossi). ¿Cuál es el vuestro?

Las cosas no siempre son como empiezan

Contaba Márquez al poco de coronarse en el Ricardo Tormo que, una de las cosas más importantes que ha aprendido este año, ha sido no subestimar a ninguno de sus rivales. Le costó creer en Dovizioso durante la primera parte del campeonato, pero al final se ha demostrado que era el rival más duro. Lo más importante que he aprendido yo es que las cosas no son siempre como empiezan sino como acaban. Llegué a escribir que si Maverick ganaba en Texas, podíamos quedarnos sin Mundial en tres carreras. Visto lo visto después, error de bulto y orejas de burro para mí, aunque todo sea dicho, unas aún más grandes para Yamaha por involucionar su M1 en vez de evolucionarla. En Valencia acabaron tan desesperados que llegaron a montar el chasis de 2016. Les espera un duro invierno en la fábrica de los diapasones.

Made in Pedrosa

Tenía claro Pedrosa que la mejor manera de ayudar a su compañero en el Repsol Honda era ganando la carrera, y eso hizo. Sería campeón de MotoGP varias veces si solo se corriera en los circuitos españoles. En los últimos tiempos son los que mejor se le dan y este año ha ganado en Jerez y Valencia, lo que le dará una inyección de moral enorme con vistas a 2018. Su carrera fue perfecta. Primero ejerció como guardaespaldas de Márquez y, cuando vio que no había peligro de ponerle en problemas, algo de lo que se encargó él solito con la salvada de los 64 grados, tuvo claro que podría tirar a por una victoria que se le sigue negando a Zarco. El galo ha sido el novato del año y el mejor debutante que se recuerda desde la llegada de Márquez en 2013.

Rins promete un futuro mejor

Otro novato que se puede ir feliz al invierno es Rins. Su cuarto puesto en Valencia es su mejor resultado del año y soñar con el podio para 2018 ya no será una utopía. De hecho, si no hubiera tenido tanta mala suerte con las lesiones como tuvo durante el invierno pasado y en las tres primeras carreras, ese primer podio habría llegado ya este curso. Sigue teniendo unas manitas privilegiadas para ir en moto, como cuando nos deleitaba en Moto2 o Moto3. Hay pilotos que no necesitan tener títulos en su palmarés para ser grandes. Él ya lo fue en las categorías pequeñas y podría serlo a no mucho tardar también en la clase reina. Sólo hace falta que Suzuki acierte con el motor este invierno y Álex pueda tener una pretemporada normal, sin lesiones que le partan la dinámica de entrenamiento, para que tenga una gran segunda temporada en la parrilla.

Tres campeones que empiezan por ‘M’

Mir, Morbidelli y Márquez, tres campeones cuyos apellidos empiezan por la letra ‘M’, la ‘M’ de motos, de motoclismo, de Moto3, Moto2, MotoGP, y de Martín, que al fin estrelló brillantemente su casillero de victorias. Una curiosidad en la foto de los campeones del Ricardo Tormo, que volvió a contar con dos españoles en ella. Dos de tres posibles es un lujo y, como dijo Márquez, “es momento de que los españoles disfrutemos”. Sí, volvió a hacer latente que se siente español, además de catalán. Dicho sea esto por aquellos que quieren buscarle las vueltas por no haber paseado en esta ocasión la bandera de España, algo que ya hiciera en sus tres primeros títulos. Barajó sacarla junto a la catalana y la del 93, pero al final fue fiel a lo que había dicho días antes y recurrió sólo a la de su dorsal, porque entiende que representa a todos sus fans del planeta. En realidad, lo importante era que ganara el título, y lo hizo.