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Chase Carey: el hombre con vía libre tras el adiós de Ecclestone

El americano, hasta ahora dedicado a los medios de comunicación, es el nuevo presidente de la F1 desde el pasado 7 de septiembre de 2016.

Chase Carey.

Tiene 62 años y un bigote que rivaliza con el de otro peso pesado del motor mundial como Dieter Zetsche, consejero delegado de Daimler AG y presidente de Mercedes-Benz. Se llama Chase G. Carey y desde el pasado miércoles 7 de septiembre de 2016 es el nuevo presidente de la F-1.

A este neoyorquino le corresponde la tarea de llevar la F1 hacia nuevas cotas. Más repercusión, mayor exposición digital a través de esa espesa selva que son las redes sociales, un volumen de negocio superior al que hasta la fecha disfruta el Gran Circo. A Carey le gusta el motor, pero sobre todo le gusta el rugby, deporte que practicó en la universidad, también el béisbol y sus adorados Yankees. El Wall Street Journal llegó a publicar que Carey tiene asientos del demolido estadio de los Yankees en su despacho. Formado académicamente en la Colgate University y la Harvard Business School, podríamos decir que ha protagonizado una trayectoria profesional de cine. De Columbia Pictures a 21st Century Fox.

Para muchos, especialmente en Inglaterra, Carey es el lugarteniente de Rupert Murdoch, el magnate australiano de los medios de comunicación que acostumbraba a alterar el desayuno a más de uno en la City de Londres con las portadas de los tabloides de los que era dueño, como The Sun. A él se unió en News Corporation en 1988. Es su mano derecha, dicen muchos. En la Fox ha sido vicepresidente senior, vicepresidente ejecutivo y director de operaciones. Entre sus muchos logros figura el de birlarle en 1993 los derechos televisivos del fútbol americano (1,6 millones de dólares) nada menos que a la CBS.

En 2003 se puso al frente de Direct TV, multiplicando los millones de suscriptores, consiguiendo que todos quisieran disfrutar en sus casas de esa oferta. Seis años después volvió a News Corporation, la empresa cuyas riendas le había cedido Murdoch, de la que actualmente es director general. Un hombre de negocios que no duda en tomarse una cerveza antes de coger el metro (sí, el metro) de vuelta a casa y que no dice 'no' a una hamburguesa con patatas fritas. A eso le llamamos aquí comida rápida y en Sudamérica comida chatarra. Lo de chatarra, estando Mr. Carey en la F1, no nos parece lo más apropiado.

P.D.: Ese enorme bigote que luce no responde a ninguna corriente hipster ni nada por el estilo. Simplemente le sirve a Chase Carey para cubrirse una cicatriz producto de un accidente de coche. Según The New York Times, el nuevo presidente de la F1 salió volando a través del parabrisas, pero sobrevivió.