Spa 1991: Schumacher debutó en F1 y no se amilanó con Prost

Cuesta hablar de aquel 25 de agosto de 1991. Cuesta porque el protagonista no es otro que Michael Schumacher y cada vez que hablamos del alemán, el estómago se encoge. Fue aquel domingo cuando Schumi (Hürth-Hermülheim, 31-1-1969) disputó su primera carrera en el Mundial de F-1, en ese Spa-Francorchamps en el que este fin de semana se reanuda el Mundial. Abandonó. El embrague tuvo la culpa. Pero a partir de aquella subida de Eau Rouge (ya saben, la curva de infarto en la que Senna hablaba con Dios), la carrera del Kaiser no hizo sino crecer y crecer. Allí, en Bélgica, también sigue siendo el rey.

Y es que en el trazado en el que todo empezó, Schumacher ostenta el récord de victorias: seis. Seis de las 91 que adornan el palmarés de ese piloto que desde diciembre de 2013, con aquel fatídico accidente de esquí en Méribel, lucha por seguir viviendo.

Aquel Schumacher de 1991, de sólo 22 años, pilotaba para el Team 7Up Jordan. Lo hacía al volante del modelo 191 alimentado por un motor Ford Cosworth. Sus zapatos en Spa no eran Pirelli sino Goodyear. Mientras Senna y Mansell luchaban por el título, Michael vivía un bautismo de nota: fue séptimo en calificación. Un día antes había protagonizado una acción polémica y fue llamado al orden por los comisarios. Él dijo que el culpable fue el campeón francés, un piloto de leyenda. Schumi demostraba carácter. A las primeras de cambio. Ya saben lo que vino después. El capítulo más extenso de la historia de la F-1 lleva su nombre.