Marc Márquez: "Veo difícil ser campeón en Australia"

Jornada de preparativos en el circuito de Phillip Island. Los equipos de todas las categorías se afanan en sacar el contenido de las cajas que han transportado su material desde Malaisia a Australia y en el box del Repsol Honda creen que estará listo con tres horas de trabajo, arrimando todos el hombro, desde el machaca que limpia ruedas y carenados al jefe de mecánicos. Por allí se ha dejado ver, como siempre, Marc Márquez. Ya no ayuda a montar y desmontar el box, como hacía en su época de Moto2 y 125cc, porque son manos más que de sobra las que hay y las suyas están para otra cosa, para intentar ser este fin de semana campeón del mundo de MotoGP por vez primera. La tarea no es fácil, porque ha de ganar la carrera y que Lorenzo sea como máximo tercero, pero es factible. De momento no piensa demasiado en ello y charla desenfadado con tres periodistas con los que se ha encontrado en el paddock. Distendida conversación off the record, natural a más no poder, como si no viniera de hacer lo que ha hecho y estuviera a punto de volver a escribir un importante capítulo en la historia del motociclismo, el de ser el campeón más joven de la clase reina, desbancando un récord de Spencer (21 años y 258 días) que lleva tres décadas vigentes.

Al que sí atendió con grabadora en mano fue al enviado especial de EFE a los grandes premios, Tito Lladós, que aprovechó su turno para que le contara sus sensaciones a escasas horas de arrancar la cita australiana. Al preguntarle si se esperaba llegar a Australia en su privilegiada situación, contesta: “No para nada, para nada. En los mejores sueños sí que había pensado en ganar alguna carrera, luchar por el podio o estar constantemente allí, pero liderar el campeonato con 43 puntos no lo esperaba para nada. Quizás hacia Indianápolis fue cuando empezamos a pensar en título. Antes había ganado en Alemania y en Laguna Seca, pero tanto Jorge (por Lorenzo) como Dani (Pedrosa) no estaban al ciento por ciento y bueno, en Indianápolis, luego en Brno o SIlverstone, realmente allí es cuando vi que podía lucha por el título. Pero claro, siempre hay que tener alguna complicación porque nunca sabes lo que realmente puede pasar en carrera, pero allí, en Indianápolis empecé a sentirme preparado. Ya en Holanda me empecé a sentir bastante bien, bastante preparado, pero tenía esa duda de si era el circuito o que era, pero ya entonces me di cuenta que estaba constantemente con Jorge y Dani también al ciento por ciento y eso es lo que me hizo ver que quizás estaba preparado para luchar”.

A la hora de repasar los mejores y los peores momentos del año, el pequeño genio cree que “los mejores momentos se puede decir que han sido las victorias, en particular la primera, que fue muy bonita. Había que conseguirla, sí que es verdad que los entrenamientos de pretemporada se nos había dado muy bien, pero había que ganar. Siempre vi durante la pretemporada que yo daba mi ciento por ciento y Dani y Jorge quizás hacían sus test al 90 por ciento, nunca al ciento por ciento. Y luego ya cuando se llegaba a la carrera los dos daban un paso hacia adelante y estaban ahí, así que en Austin tenía esa duda, pero yo también en la carrera pude dar otro pasito que fue el que me hizo ganar la carrera. Los peores, claramente las caída, en particular la de Mugello, en la que tuve mucha suerte y apenas me hice daño”.

Pedrosa dijo en Malaisia, sin mala uva, que Márquez había tenido mucha suerte porque, a pesar de varias caída y algunas de ellas muy duras, apenas se ha hecho daño. En ese sentido, el ilerdense de 20 años afirma: “A ver, yo siempre he tenido una mentalidad y es que la suerte se busca, no viene por sí sola. Sí es verdad que a veces hay mala suerte pero también la vas buscando y sí reconozco que, por ejemplo, en la caída de Mugello tuve suerte. Ahí sí que tuve suerte, pero luego también corrí una carrera con el hombro dislocado, una carrera con un subluxación del otro hombro, con una fisura, con una fisura en el dedo y en el pie, que no eran cosas importantes pero tampoco me dejaban pilotar como quería. Y luego también una fractura en el dedo meñique y bueno. La suerte hay que buscarla. No viene sola nunca”.

Sobre su forma de trabajar a lo largo de todo el año, el líder de MotoGP explica: “Primero nos centramos mucho en la pretemporada. Los primeros entrenamientos prácticamente no tocamos nada de la moto, me fui adaptando yo a ella y llegó un punto en las segundas pruebas de Malaisia en el que llegué a mi límite de adaptación a la moto. Ahí fue cuando me di cuenta de que si quería ir más rápido sin tener caídas, pues en esos entrenamientos me caí tres veces, había que trabajar en la puesta a punto, en la electrónica… “Empezamos a tocar cosas y me di cuenta que al principio tocábamos una cosa u otra y no tenía suficiente feeling con la moto. Decidimos hacer kilómetros y kilómetros para conocerlo todo bien y a partir de ese momento empezar a probar diferentes cosas. Ya en el primer entrenamiento de Valencia pedí que me quitaran todas las etiquetas de los botones del manillar. Stoner llevaba como unas etiquetas o así en los botones, en los que cada uno decía lo que era, pero lo llevaba de una manera extraña y era difícil, porque tampoco lo puedes leer. Pensé que lo mejor para mí era aprendérmelo de memoria, tenerlo dentro de tu cerebro para que, automáticamente cuando quieras cambiar algo ya te salga instintivamente. Cuando ahora un chaval utiliza el ordenador ya lo hace automáticamente, pues yo buscaba lo mismo, cuando esto lo tienes claro ya no te hace falta pensar que botón tienes que tocar. Al principio me liaba a veces, pero luego ya lo aprendí, si no te lías al principio es que al final no lo aprendes nunca. Tengo tres botones de funciones que puedo cambiar, pero botones en total en el manillar hay seis: para arrancar la moto, el de velocidad en el pit lane, otro para cambiar el mapa de motor, para cambiar mapa del freno de motor y otro para el control de tracción”.

La electrónica tiene sus ventajas y sus desventajas. Marc las tiene claras: “Lo que más me gusta es que hay un tope de seguridad, que la electrónica la tienes que usar como seguridad. No la tienes que usar para ir rápido, si la quieres usar para ir rápido es imposible. Bueno, estoy hablando ahora del control de tracción, que es una especie de control de seguridad. A veces me gustaría derrapar más y entonces tienes que entrar en el box y decirlo, te lo cambian, pero siempre me gusta tener la electrónica como un tope de seguridad, que me deja un poco más libre, pero que siempre tengas ese tope ahí por si me paso”.

Ha encontrado mucha más electrónica en MotoGP que en Moto2, pero la actual categoría intermedia “sí que sirve para la adaptación. Por ejemplo, a mi me costó bastante más el paso de 125cc a Moto2 que de Moto2 a MotoGP. Y yo creo que una de las razones es que cuando llegué de 125cc me encontré con el freno motor de los cuatro tiempos y que el peso que es casi el doble en Moto2. Las Moto2 son mucho más parecidas a las MotoGP, de nivel de peso, de inercias del motor. Yo creo que en esto te prepara muy bien Moto2. Luego es verdad que no tiene nada de electrónica, pero te ayuda a gestionar muy bien el acelerador, los neumáticos usados y eso te sirve muy bien en MotoGP”.

Se ha adaptado tan bien que puede ser campeón de la clase reina este fin de semana, en su primer año y en el circuito que ya se coronó campeón de Moto2 el año pasado “No me gusta preparar cosas, no creo que haga nada especial si al final tengo que celebrarlo, pero es que no me gusta preparar nada. Yo veo difícil ser campeón en Australia. Está claro que aún quedan tres carreras y lo veo muy difícil, porque Jorge siempre ha ido muy rápido aquí y con la MotoGP este circuito tiene pinta de ser de los difíciles. Aquí tienes que tener las cosas claras para ir rápido y por eso lo mejor es que intentemos hacer nuestra carrera y sumar puntos. Lo importante es conseguirlo. Si puede ser aquí, pues bien, pero no hay que volverse loco”, asegura sin inquietarle su cita con la historia.