GP DE COREA
Vettel vuelve a ganar y podría ser campeón ya en Japón
Octava victoria del alemán, la cuarta consecutiva, mientras que Alonso, con el peor Ferrari del año, sólo pudo ser sexto. Raikkonen y Grosjean, en el podio.
Unos miraban el cielo, por si acaso la lluvia. O el tifón. O lo que fuere. Otros se encargaban de destrozar cualquier esperanza. No, no vamos bien, ni en seco, ni en lluvia, ni en ritmo de carrera ni en nada, decían en los alrededores de un piloto al que el jefe de Pirelli había definido unos minutos antes como “uno de los mejores de la historia”. Pero en esto de la Fórmula 1 no es suficiente con el reconocimiento se necesita sobre todo, y ante todo, un buen coche. Y eso es lo que Fernando Alonso no tuvo en Corea del Sur. Red Bull, Lotus, Mercedes, Sauber... todos esos tenían un monoplaza mejor que el rojo en este circuito de Yeongam. El mejor de todos, el de Sebastian Vettel, un piloto de época que está marcando una era en la Fórmula 1. Así son las cosas. El alemán, desde hace tiempo, dispone del monoplaza más competitivo, ha mejorado notablemente su pilotaje y no falla, rueda cada vuelta sin errores, como el tic tac de un reloj austríaco, bailando por la pista con su coche morado, sin dar opción a nadie, destrozando esperanzas y sueños. Vettel, siempre Vettel.
En Yeongam logró la octava victoria de la temporada, la cuarta de manera consecutiva, y podría ser campeón ya en Japón si gana y su rival español no acaba entre los ocho primero. Todo es posible. Sin duda.
Porque además no vimos al Alonso de otras veces, no hubo milagros, ni hazañas. No podía. Y ya lo dijo Marcial, cuando no se puede, no se puede y además es imposible. Con un coche sin tracción que además destroza los neumáticos, con un compañero que te empuja en la salida, lo único que quedó del genio asturiano fueron algunos destellos contra Hamilton y Hulkenberg en la más emocionante batalla de la carrera por el cuarto, quinto y sexto puesto. Y al final terminó sexto. Es la primera vez desde Mónaco que pierde posiciones el doble campeón español que partía quinto. Este trazado no era para su Ferrari, como lo fue en 2010, en otros tiempos, tan similares, tan diferentes...
Entonces la carrera terminó de noche, esta vez no. Y Alonso no estaba en el podio, algo que no ocurría desde Hungría después de tres segundos puestos consecutivos. En esas carreras Sebastian terminaba primero, pero veía a su enemigo íntimo al lado. Esta vez no.
Ahí estaban los dos pilotos de Lotus, con Kimi Raikkonen segundo y Romain Grosjean a su lado, tercero. El francés incluso pudo adelantar al finlandés a pocas vueltas del final, pero no le dejaron. En toda partes pasan estas cosas.
Antes le había adelantado Kimi al galo. Tras el segundo coche de seguridad. Porque sí, salió el safety, e incluso un todoterreno extraño de seguridad nadie sabe por qué... Antes de todo eso pasaron cosas en una carrera que sólo fue aburrida en la inexistente lucha por la victoria, llevaba el nombre de Vettel desde antes de empezar.
Y así comenzó, con el alemán primero y defendiendo su posición. Hamilton que había prometido batalla, debió olvidar la agresividad en otros tiempos de plata, porque vio comol le pasaba Grosjean. Y por detrás Alonso intentando otra arrancada imposible, pero le frenó Rosberg con el Mercedes y después esquivó por unos reflejos de portero a su compañero Massa que trompeó al intentar pasarle. Sin palabras.
A partir de ahí Vettel escapándose vuelta rápida tras vuelta rápida, incluso cada vez que salía el safety. Sin problemas, tranquilo. Con seguridad. Y Alonso sufriendo con un coche que se movía como una barca con los superblandos y como un pesquero después con los medios. Al asturiano le pasó fácil Kimi y después Hamilton. Llegó a estar undécimo. Pero problemas de Webber, le toco Sutil y se le quemó el coche, literalmente; también de Pérez, neumáticos destrozados by Pirelli Team Hembery, y una pequeña recuperación le permitió terminar sexto y peleando con Hamilton y Hulkenberg. Poco más.
Entre el polvo de este circuito, el brillo de Hulkenberg, magistral el alemán, un piloto de talento extraordinario que pudo con Alonso y Hamilton, nada más que eso... Y mira de reojo, de lejos a un compatriota con el que sueña luchar algún día. Pero Vettel sigue en su universo, el de los campeones, camino de cuatro título consecutivos. ¡Quien lo iba a decir! Felicidades Seb, últimamente no queda otra que repetir esa frase: Vettel, siempre Vettel.