Balance del Mundial 2012
El título de Fernando Alonso fue a parar a manos de Vettel
El piloto español fue el mejor del año y con un Ferrari poco competitivo luchó hasta la última carrera, pero finalmente se quedó a tres puntos del alemán.
Caminaba con el recuerdo de un volante lanzado con rabia dentro del coche, mientras el español vivía en éxtasis con lágrimas en los ojos. Instante eterno de gloria. Y es que hubo un momento en el que pareció que la suerte iba a cambiar, que el destino estaba viajando en círculo hasta ponerse del lado de su antiguo amigo. Fue en Valencia, en la mejor carrera que la afición española recuerda, la que quiere que gane el suyo, ésa que ha nacido a este deporte de la mano de un campeón de época al que se le van acabando los años para convertirse en leyenda universal.
Esa tarde de junio, Fernando Alonso ganaba el GP de Europa después de una espectacular remontada desde la undécima plaza de la parrilla con un monoplaza menor, mientras sus dos grandes rivales, los otros dos genios, se quedaban varados como una ballena en el Mediterráneo, gigantes rotos. Sebastian Vettel y Lewis Hamilton no terminaron aquel gran premio mientras en lo alto del podio, el español lloraba con dos rivales de otro tiempo compartiendo espacio, Michael Schumacher y Kimi Raikkonen, aquéllos a los que logró vencer.
Después de la hazaña que llegó precedida de otra en Malaisia bajo la lluvia, Alonso fue incrementando su ventaja en el liderato del Mundial hasta llegar a los 42 puntos de mitad de temporada. Pero en el deporte a veces, casi siempre en realidad, se impone la lógica, el curso normal de los acontecimientos y en ese terreno siempre ganan los mejores; en la Fórmula 1, los que disponen de un coche superior y un piloto con talento. Y ahí Vettel está resultando invencible. El fracaso de la siempre esperada evolución de Ferrari y los dos abandonos en la segunda parte del año acabaron por cambiar el trofeo de manos.
Aunque casi todo el paddock coincide en señalar que Fernando ha sido el mejor, lo cierto es que finalmente ha sido un alemán el que se ha revelado como el piloto que más joven ha logrado tres títulos en la historia de este deporte. Y además de manera consecutiva. A partir de aquí pueden resultar múltiples interpretaciones, pero el dato objetivo es ése y es de ley reconocer el mérito a un piloto como Vettel, que ya se ha convertido en uno de los más grandes de siempre, títulos mediante. Aunque no le ha sido tan fácil esta vez como las anteriores.
Porque hemos vivido, probablemente, la mejor temporada de la historia de la Fórmula 1 con igualdad máxima al comienzo y un rival superlativo, además de un McLaren muy veloz. Batalla hubo. Y dura.
Alonso fue el piloto que logró un mejor promedio de clasificación a lo largo de la temporada (3,3) por el 4,4 de Vettel, pero Seb con cinco victorias por las tres del asturiano. Ambos con dos abandonos. El segundo de Alonso, en Suzuka, apenas un roce entre neumáticos, simbolizó el momento en el que la suerte se puso de nuevo del lado del pequeño alemán.
En dos carreras magníficas, como Abu Dabi y Brasil, Vettel sufrió varios accidentes de los que salió prácticamente ileso. Paradojas del destino de una temporada que, al final, fue un duelo entre los mejores. Y fue así como Vettel ganó el título de Alonso, aunque a casi todos nos quedó la sensación de que el desenlace bien pudo ser el opuesto. Y esa esperanza es la que debe alimentar nuestras ilusiones para un Mundial 2013 que ya está más cerca.
El piloto del año. Alonso
Aquél que haya visto a Fernando Alonso en un circuito de Fórmula 1 comprenderá que este asturiano es un auténtico creador de sueños. Alonso es el piloto con mejor rendimiento en carrera de este año, mientras que su Ferrari ha sido el cuarto coche por detrás de McLaren, Red Bull y Lotus. Datos, más allá de interpretaciones... A veces hay que destacar a los mejores aunque no hayan ganado y Alonso este año ha sido el mejor. Sin duda. Ver al primer piloto de la escudería más legendaria de la Fórmula 1 lanzarse como un diablo a por sus rivales en las primeras vueltas más intensas que se recuerdan quedará para siempre en la memoria de los buenos aficionados... aunque no haya logrado el título. El asturiano ha terminado a tres puntos de Vettel, ha ganado tres carreras, ha completado trece podios... y sin ninguna vuelta rápida. Samurai capaz de luchar con espadas frente a armas de fuego.
La gran decepción. 'Schumi'
Hace unos días en una entrevista en este diario, Pedro de la Rosa adjudicaba a la escudería HRT el título de la decepción del año. Autocrítica. Es cierto que el equipo español, ya desaparecido, no ha dado la talla pero no lo es menos que han hecho todo lo que han podido y mucho más. No así Michael Schumacher. Un podio en Valencia es el triste balance de un heptacampeón que terminó su andadura en la F-1 dejándose pasar por su sucesor. Adiós y gracias.
El adelantamiento. Raikkonen
Probablemente, la elección más complicada. Y es que en un año récord de adelantamientos ha habido muchos y muy buenos para elegir. Pero quizá el mejor de todos si unimos complejidad, rival, circuito, curva... sea el que le hizo Kimi Raikkonen en pleno Eau Rouge (Spa) a Michael Schumacher. Ocho títulos mundiales en una batalla en la que el finlandés, que no suele ser muy agresivo, sacó todo su talento para destrozar al que un día fue Kaiser de la F-1. Ha habido otros, como los dobles de Alonso en India a los dos McLaren en la primera vuelta, o a Massa y Webber en Brasil, el del brasileño a su compatriota Senna en Singapur o el de Hamilton a Vettel en Austin, pero esta vez gana Iceman.
La carrera del año. Brasil
Probablemente para un español la mejor carrera del año haya sido la de Valencia y para un alemán, la de Abu Dabi. Así que me intento vestir el traje de periodista para elegir la carrera del año y ahí tenemos la última, la de Brasil. El gran premio de Interlagos tuvo absolutamente de todo: lluvia, adelantamientos imposibles, remontadas improbables, dos campeones del mundo distintos y finalmente el título para Vettel en un nuevo podio inimaginable de Alonso. Así fue un gran premio que pasará a la historia, en el que Vettel se pudo quedar varado en la primera curva, pero logró seguir y remontar; en el que Alonso salía lejos del objetivo, pero consiguió llegar segundo; en fin, un gran premio que incluso duró semanas con la polémica de las banderas amarillas.
Lo peor del año. Bahrain
En un año en el que lo único negativo deportivamente tiene que ver con polémicas sobre banderas, fondos planos que se permiten y después se prohiben, morros tan flexibles como los alerones delanteros y tretas al límite del reglamento, es decir algo que siempre ha habido y habrá en la F-1, lo peor es extradeportivo: el GP de Bahrain. AS tuvo la oportunidad de descubrir como a pocos kilómetros del circuito en el que los pilotos disputaban la carrera ante escaso público, había auténticas batallas campales en una represión que aún hoy pervive y por la que ha habido decenas de muertos. El deporte no debe ir a países en conflicto. Respeto.
Lo mejor del año. La igualdad
En los siete primeros grandes premios de la temporada ganaron siete pilotos distintos. Las razones: Pirelli y la prohibición de los escapes sopladores. Fue en Valencia cuando repitió Alonso y a partir de ahí se descubrió el espejismo de la igualdad. Comenzó ganando Button, después Alonso, Rosberg se estrenó en China, Bahrain vivió el primer triunfo del año para Vettel, Maldonado tuvo su minuto de gloria en Barcelona, Webber repitió para Red Bull en Mónaco, venció Hamilton en Canadá y, por fin, repitió Alonso. En esas carreras también pudo ganar un Sauber, como Pérez, o el Lotus de Raikkonen. Pero lo cierto es que a partir de Valencia vencieron los de siempre y la igualdad inicial se difuminó.