Fórmula 1 | GP de Abu Dhabi

Raikkonen y Lotus se visten de triunfadores

El finlandés vuelve a ganar tres años después y la escudería británica rememora su última victoria desde la que logró Ayrton Senna en 1987.

M. F.
reuters

Gran Premio de Canadá, Jacques Villeneuve, campeón del mundo de Fórmula 1 en 1997 con Williams y analista reputado en diversas televisiones en los últimos tiempos, opina sobre el regreso de Kimi Raikkonen a la categoría reina: "Si ese Lotus lo llevarán Alonso o Hamilton habrían ganado con él todas las carreras". Pues bien, no fue así, pero al final el finlandés, campeón de 2007, el último que lo logró al volante de un Ferrari, no se va a ir en blanco en el año de su retorno a los circuitos, después de su aventura sin triunfos en el Mundial de rallys.

Ganó ayer en Abu Dhabi, consiguió su victoria número 19 en grandes premios la primera con Lotus. La última vez que Iceman subió a los más alto del podio fue en el GP de Bélgica de 2009, en su querido Spa con un mal Ferrari el de aquel año... Kimi estaba feliz con su resultado y ya pensaba en la fiesta de la noche. "Habrá que celebrarlo hoy", decía a David Coulthard, el expiloto que esta vez se encargaba de las entrevistas en el podio. "Estoy feliz sobre todo por el equipo porque ésta ha sido una temporada difícil. Espero que esta victoria nos dé un poco más de confianza y podamos seguir ganando en lo que queda de temporada, y también el año que viene", explicó.

Kimi ha devuelto a una escudería mítica como Lotus a su sitio en la historia. Es el cuarto equipo con más victorias de siempre tras Ferrari, McLaren y Williams, con 80, y hasta la de ayer la anterior había sido de Ayrton Senna, en Detroit, en 1987. En otros tiempos...

Para Kimi la clave estuvo en la salida: "Hemos estado cerca de ganar en algunas carreras esta temporada porque teníamos ritmo para ello, pero si no sales delante ya se sabe lo que sucede. La salida es crucial y esta vez lo hemos hecho bien".

Y tiene razón. Partía desde la quinta plaza y de una tacada se puso segundo tras Hamilton, que durante algunas vueltas parecía que sería inalcanzable para sus perseguidores. Después llegó la avería del británico en su McLaren y a partir de ahí, Kimi se dedicó a aguantar a Alonso. Y aunque pareció que quizá el asturiano podía despertarle de lo que apuntaba a un sueño, finalmente consiguió contener la recuperación del coche rojo que le acosaba. Y ganó. Así que la F-1 es feliz.

Lo más visto

Más noticias